Tras siglos de aislamiento, judíos ultraortodoxos se conectan con el mundo más que nunca
Frieda Vizel, derecha, guía a los participantes durante su recorrido a pie por la zona jasídica de Williamsburg, en el barrio de Brooklyn, Nueva York, el lunes 16 de junio de 2025. (AP Foto/Andres Kudacki)
NUEVA YORK (AP) — Frieda Vizel abandonó una secta judía ultraortodoxa en Nueva York debido a una crisis de fe a los 25 años, pero en lugar de romper lazos, se convirtió en una exitosa personalidad en línea y guía del muy unido mundo en el que creció.
Ofrece recorridos con entradas agotadas por Williamsburg, Brooklyn —sede de la dinastía Satmar— y dirige un popular canal de YouTube centrado en la subcultura que ahora se conecta más con el mundo exterior tras siglos de separación.
A mediados de junio, Vizel llevó a un grupo de turistas judíos, cristianos y musulmanes a visitar sinagogas y escuelas, así como tiendas y delicatessen kosher. En lugar de muñecas Barbie, había muñecas con atuendos tradicionales de los judíos ultraortodoxas. Los productos, aprobados por rabinos, incluían teléfonos móviles sin pantalla, y DVD y reproductores MP3 precargados con música y películas también aprobadas, por lo que no es necesaria una conexión a internet.
No obstante, hombres ultraortodoxos en la calle la saludaron amablemente y elogiaron las recientes publicaciones de Vizel, a pesar de que los rabinos les aconsejan evitar internet a menos que sea esencial para su negocio, familia u otras cosas indispensables.
“Es un momento interesante”, dijo Vizel. “Ellos se preguntan: ‘¿Qué dice el mundo entero de nosotros?’”.
Crecimiento y cambio religioso
Williamsburg y algunos otros lugares del mundo —desde Monsey, Nueva York, hasta Stamford Hill, en Londres, y Bnei Brak, en Israel— albergan a los seguidores más estrictos del judaísmo ortodoxo. En una religión que es minoritaria, es una minoría que se distingue por su dedicación, sobre todo, a la Torá y sus 613 mandamientos, desde el número 1 —adorar a Dios— hasta otros menos seguidos, como el número 568 —no insultar a un jefe de Estado.
Uno de cada siete judíos en el mundo es estrictamente ortodoxo o jaredí. Es una población de aproximadamente 2 millones de un total de 15 millones de judíos, según Daniel Staetsky, demógrafo del Institute for Jewish Policy Research (Instituto para la Investigación de Políticas Judías), con sede en Londres.
En un informe de 2022, Staetsky predice que la población estrictamente ortodoxa podría duplicarse en 15 años. Otro estudio pronostica que un tercio de los judíos estadounidenses serán judíos ortodoxos para 2063.
Muchos miembros de la comunidad se casan jóvenes y tienen familias numerosas.
“Hay tres generaciones de ultraortodoxos por cada dos generaciones de judíos reformistas en Estados Unidos”, expuso Alan Cooperman, director de investigación religiosa del Pew Research Center (Centro de Investigación Pew), un grupo de expertos que brinda información sobre actitudes, tendencias y problemáticas de Estados Unidos y el mundo.
“Se están convirtiendo en la cara visible del judaísmo”, agregó Vizel.
Judíos reformistas y seculares
Esto ocurre a la vez que muchos judíos reformistas en Estados Unidos se vuelven menos religiosos y contraen matrimonios con personas de otras religiones. Eso significa que los judíos estadounidenses, en general, se vuelven ya sea ortodoxos o más seculares, agregó Cooperman.
“Ha habido un cambio importante, pienso, que ha tenido lugar en la última generación o dos, y es la polarización del judaísmo estadounidense, similar a la enorme polarización que hemos visto en Estados Unidos en general”, refirió Jonathan Sarna, profesor de historia judía estadounidense en la Universidad Brandeis.
Entre los judíos estadounidenses de 18 a 29 años, el 17% son ortodoxos —una proporción mayor que en generaciones anteriores, reveló el Centro Pew. Y, a medida que crece el número de judíos ortodoxos estadounidenses, un porcentaje mayor es republicano. No obstante, la mayoría de los judíos de Estados Unidos en su conjunto aún es demócrata.
El Centro Pew también encontró en 2020 que el 75% de los judíos ortodoxos votaron o se inclinaron por el Partido Republicano.
Al salir del restaurante Gottlieb’s con su emparedado de salami, Samuel Sabel —quien trabaja en una tienda de abarrotes y como periodista—, dijo que “muchas de las políticas republicanas concuerdan con nuestras creencias”, y citó como ejemplos la libertad de elegir escuela y la oposición al aborto y al matrimonio igualitario.
El activismo político ortodoxo está “en su punto más alto”, apuntó el rabino Avi Shafran, director jubilado de asuntos públicos del grupo ortodoxo Agudath Israel. “Sin lugar a dudas”.
“Hay tiempo y dinero e ingenio y formación que permiten más —un esfuerzo agresivo, mucho más positivo y activo— en temas políticos”, agregó.
Pero si bien las cuestiones culturales son importantes, “a la hora de la verdad, votaremos por nuestros intereses —nuestros intereses inmediatos—, no por los asuntos más importantes que siempre están sobre la mesa”, dijo Shafran.
“Somos prácticos”, añadió. “Digámoslo así”.
Política local, nacional y global
Vizel guio a su grupo entre carteles que decían “Vota ya” en yidis —el idioma que hablan muchas comunidades judías asquenazíes— junto con una carta de campaña de Donald Trump en el escaparate de la tienda Gottlieb’s.
En las primarias demócratas de la ciudad de Nueva York para la elección de alcalde, el exgobernador Andrew Cuomo cortejó intensamente a las comunidades ortodoxas, y contó con al menos 36 sectas y yeshivot que lo respaldaron. (Una yeshivá es una escuela religiosa).
Pero Cuomo sufrió una sorprendente derrota a manos de Zohran Mamdani en una manifestación de la organización política comunitaria sobre la votación en bloque.
En Florida, los judíos ortodoxos respaldaban al gobernador republicano Ron DeSantis antes que firmara una ampliación de los vales financiados con fondos públicos para las escuelas privadas, un movimiento que ha galvanizado a grupos religiosos de todas las denominaciones.
Pero las elecciones de este mes para el Congreso Sionista Mundial, un organismo internacional que es más antiguo que Israel y que controla más de 3.885 kilómetros cuadrados (1.500 millas cuadradas) de tierra allí —junto con alrededor de 1.000 millones de dólares anuales que provienen de la venta de tierras—, mostraron el dominio del bloque reformista a pesar de la intensa campaña de los partidos ortodoxos y los sólidos resultados previos a la formación de coaliciones.
El estudio del Centro Pew de 2020 encontró que los judíos reformistas representan el 37% de la población judía estadounidense, seguidos por los judíos que no se identifican con ninguna rama en particular —el 32%— y los conservadores, con el 17%. Los ortodoxos representan el 9%.
El presidente de la Unión para el Judaísmo Reformista, el grupo judío más grande de Estados Unidos y Canadá, dijo: “Es un error asumir que a los judíos no afiliados no les importa ser judíos. A muchos sí (les importa), y el judaísmo reformista suele reflejar sus valores espirituales y morales”.
“Los judíos reformistas mantienen visiones predominantemente liberales del mundo y de los valores políticos”, escribió el rabino Rick Jacobs. “Tras los acontecimientos del 7 de octubre, muchos han profundizado su conexión con la identidad judía, a la vez que se mantienen firmemente comprometidos con la justicia, la equidad y la paz a través del Movimiento Reformista”.
El rabino Pesach Lerner fundó el partido ortodoxo Eretz Hakodesh hace cinco años para competir en las elecciones del Congreso Sionista Mundial.
El principal partido estadounidense que representa al judaísmo reformista en el Congreso Sionista Mundial tuvo un mejor desempeño individual que el de Lerner en las votaciones en Estados Unidos, pero los partidos ortodoxos obtuvieron buenos resultados y se mostraron optimistas de que la formación de coaliciones les permitirá competir con los intereses judíos liberales tradicionales.
Los judíos reformistas y sus aliados “se inclinaron tanto a la izquierda de los valores tradicionales, nacionales y familiares —en el ‘wokeísmo’— que me alegra que la derecha finalmente haya decidido que no puede permanecer al margen”, dijo Lerner.
“Woke” es un término despectivo usado por los conservadores para referirse a personas de ideología progresista con conciencia sobre la desigualdad social.
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