Bukele dice que no enviará de regreso a EEUU a hombre deportado por error
El presidente Donald Trump saluda a su homólogo salvadoreño Nayib Bukele a su llegada al Ala Oeste de la Casa Blanca, el lunes 14 de abril de 2025, en Washington. (AP Foto/Alex Brandon)
WASHINGTON (AP) — Los principales asesores del presidente Donald Trump y de Nayib Bukele, el mandatario de El Salvador, declararon el lunes que carecen de fundamentos para que esa nación centroamericana envíe de regreso a Estados Unidos a un residente de Maryland que fue deportado por error a una prisión salvadoreña el mes pasado. Bukele calificó la idea de “absurda”, a pesar de que la Corte Suprema estadounidense exhortó al gobierno federal a que “facilite” el regreso de Kilmar Ábrego García.
Los funcionarios del gobierno de Trump enfatizaron que Ábrego García —quien fue enviado a una prisión salvadoreña en la que hay pandilleros encarcelados— es ciudadano de El Salvador y Washington no puede decidir su futuro. Además, Bukele, quien ha sido un socio crucial para la Casa Blanca en sus empeños de deportación masiva, indicó que “desde luego” no lo enviaría de regreso a suelo estadounidense.
“La pregunta es absurda. ¿Cómo puedo contrabandear a un terrorista hacia Estados Unidos?”, declaró Bukele a la prensa en el Despacho Oval. “No tengo la autoridad para devolverlo a Estados Unidos”.
Si El Salvador quisiera devolver a Ábrego García, Washington “lo facilitaría, es decir, pondría a disposición un avión”, apuntó la secretaria de Justicia, Pam Bondi.
Pero “ante todo, él estaba ilegalmente en nuestro país, y había estado ilegalmente en nuestro país”, subrayó. “Depende de El Salvador si quieren enviarlo de regreso. No depende de nosotros”.
En un documento judicial interpuesto por la noche, Joseph Mazzara, asesor legal general interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), afirmó que el DHS “no tiene autoridad para extraer por la fuerza” a Ábrego García de El Salvador porque se encuentra “bajo custodia nacional de un país soberano extranjero”.
Mazarra también argumentó que Ábrego García “ya no es elegible para la suspensión de la deportación” porque Estados Unidos designó a la pandilla MS-13 como organización terrorista extranjera. Los abogados de Ábrego García dicen que el gobierno no ha presentado pruebas de que estuviese afiliado a la MS-13 ni a ninguna otra pandilla.
La negativa de ambos países a permitir el regreso de Ábrego García -quien contaba con una orden de un tribunal de inmigración que impedía su deportación por temor a que fuese perseguido por las pandillas— ha intensificado la disputa sobre el futuro del residente de Maryland. También se produce en un trasfondo de enconadas audiencias judiciales en las que el gobierno se ha negado en repetidas ocasiones a decirle a una jueza qué planea hacer, si es que planea hacer algo, para repatriarlo.
La jueza que lleva el caso, Paula Xinis, sopesa actualmente la posibilidad de conceder una solicitud al equipo jurídico de Ábrego García para obligar al gobierno a explicar por qué no debería ser considerado en desacato.
La disputa en torno a Ábrego García también deja de manifiesto lo crucial que ha sido El Salvador en las operaciones de deportación masiva del gobierno estadounidense.
Cómo ayuda Bukele a las restricciones migratorias de Trump
Desde marzo, El Salvador ha aceptado a más de 200 inmigrantes venezolanos procedentes de Estados Unidos —a quienes funcionarios del gobierno de Trump han acusado de pertenecer a pandillas y cometer crímenes violentos—, y los ha colocado en una prisión de máxima seguridad para pandillas del país, ubicada a las afueras de la capital, San Salvador. La cárcel forma parte de las labores más amplias de Bukele para reprimir a las poderosas pandillas callejeras del país, medidas que han derivado en el encarcelamiento de 84.000 personas y han convertido al mandatario en una figura sumamente popular en su país.
“Sólo quiero saludar al pueblo de El Salvador y decirles que tienen un presidente increíble”, declaró Trump al recibir a Bukele, quien vestía una camisa negra sin cuello ni corbata y un saco azul oscuro.
Bukele llegó a un acuerdo bajo el cual Estados Unidos pagará unos 6 millones de dólares para que El Salvador encarcele a inmigrantes venezolanos durante un año.
Pero los demócratas han expresado su alarma por el trato a Ábrego García y a otros migrantes que podrían estar detenidos injustamente en El Salvador. El senador demócrata Chris Van Hollen intenta reunirse con Bukele mientras él está en Washington para hablar sobre el posible regreso de Ábrego García, mientras que la senadora Jeanne Shaheen, la demócrata de mayor rango en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, instó al gobierno a poner en libertad a Ábrego García y a otros inmigrantes “que carecen de antecedentes penales creíbles” y que fueron deportados a la prisión de máxima seguridad.
“Ignorar el estado de derecho, desatender fallos unánimes de la Corte Suprema y someter a individuos a detención y deportación sin el debido proceso nos hace un país menos seguro”, advirtió Shaheen.
Aunque otros jueces habían fallado en contra del gobierno de Trump, este mes la Corte Suprema despejó el camino para que Trump haga uso de la Ley de Enemigos Extranjeros —una ley de tiempos de guerra del siglo XVIII— para deportar a inmigrantes. Los jueces insistieron en que los inmigrantes tengan una audiencia judicial antes de ser expulsados de Estados Unidos. Durante el fin de semana, 10 personas más que, según Washington, pertenecen a las pandillas MS-13 y Tren de Aragua llegaron a El Salvador, informó el domingo el secretario de Estado Marco Rubio.
Trump quiere expandir sus planes de deportación
Trump ha dicho abiertamente que también está a favor de que El Salvador reciba a estadounidenses que han cometido crímenes violentos, un punto de vista que repitió el lunes.
“Nosotros también tenemos malos, y estoy totalmente de acuerdo porque podemos hacer cosas con el presidente por menos dinero y tener una gran seguridad”, manifestó Trump durante la reunión. “Y tenemos una enorme población carcelaria”. No está claro cómo podría deportarse legalmente a ciudadanos estadounidenses hacia otro lugar del mundo.
Antes de que la prensa ingresara al Despacho Oval, Trump indicó en un video que Bukele publicó en redes sociales que quería enviar a “nacionales” para que sean encarcelados en El Salvador. Y le dijo: “tienes que construir cinco instalaciones más”, insinuando que el mandatario salvadoreño carece de suficiente capacidad carcelaria para todos los ciudadanos estadounidenses que Trump quisiera enviar a la nación centroamericana.
Intervención de la Corte Suprema y la respuesta del gobierno
La Corte Suprema le ha pedido al gobierno de Trump que “facilite” el regreso de Ábrego García.
Trump indicó el fin de semana que devolvería a Ábrego García a Estados Unidos si los jueces de la Corte Suprema así lo ordenaban, diciendo: “tengo un gran respeto por la Corte Suprema”. Pero la manera en que altos funcionarios del gobierno se expresaron el lunes fue muy distinta.
“Él es ciudadano de El Salvador”, declaró Stephen Miller, subjefe de despacho de la Casa Blanca. “Así que es muy arrogante, incluso para los medios estadounidenses, insinuar siquiera que le digamos a El Salvador cómo manejar a sus propios ciudadanos”.
Bondi indicó que dos jueces de tribunales de inmigración —que están bajo la jurisdicción del Departamento de Justicia— llegaron a la conclusión de que Ábrego García era miembro de la MS-13. La acusación se basa en las declaraciones de un informante confidencial en 2019 de que Ábrego García era miembro de una facción en Nueva York, lugar donde nunca ha vivido.
Percepción de Bukele en su país
Aunque la represión de Bukele contra las pandillas cuenta con apoyo popular, durante tres años el país ha vivido bajo un estado de excepción que suspende algunos derechos básicos. Construyó la enorme prisión —ubicada en la localidad de Tecoluca, a las afueras de San Salvador— para albergar a aquellos acusados de pertenecer a pandillas.
Parte de su oferta para recibir a los venezolanos fue que Estados Unidos también le envíe de regreso a algunos salvadoreños líderes de pandillas. En febrero, su embajadora en Washington, Milena Mayorga, dijo en un programa de radio que hacer que los líderes de pandillas enfrenten a la justicia en El Salvador era “una cuestión de honor”.
Bukele y Trump, gobernantes populistas que han construido exitosamente sus imágenes a través de los medios, provienen de diferentes generaciones pero muestran tendencias similares en cómo se relacionan con la prensa, la oposición política y los sistemas de justicia en sus respectivos países.
Bukele llegó al poder a mediados del primer mandato de Trump y tuvo una relación directa y sin complicaciones con el presidente estadounidense. Lo que más le preocupaba a Trump era la inmigración y, en el gobierno de Bukele, el número de salvadoreños que se dirigían a la frontera de Estados Unidos disminuyó.
La relación de Bukele con la Casa Blanca se tornó más complicada al comenzar el gobierno de Joe Biden, quien criticó abiertamente algunas de sus acciones antidemocráticas. Trump también ha mostrado cierta molestia hacia Bukele en el pasado, acusando a El Salvador de reducir su tasa de criminalidad a través del envío de personas hacia Estados Unidos.
___
Alemán informó desde San Salvador. Los periodistas de The Associated Press Michael Kunzelman y Chris Megerian en Washington, y Darlene Superville en West Palm Beach, Florida, contribuyeron a este despacho.