Naciones del G7 minimizan diferencias sobre aranceles y Ucrania, acuerdan abordar “desequilibrios”

El ministro de Finanzas canadiense Francois-Philippe Champagne (centro derecha) y el director del Banco de Canadá Tiff Macklem (centro izquierda) con sus colegas del Grupo de los Siete, el 21 de mayo de 2025, en Banff, Canadá. (Jeff McIntosh/The Canadian Press vía AP)

El ministro de Finanzas canadiense Francois-Philippe Champagne (centro derecha) y el director del Banco de Canadá Tiff Macklem (centro izquierda) con sus colegas del Grupo de los Siete, el 21 de mayo de 2025, en Banff, Canadá. (Jeff McIntosh/The Canadian Press vía AP)

BANFF, Canadá (AP) — Los principales funcionarios financieros de las siete democracias más ricas del mundo dejaron de lado marcadas diferencias sobre los aranceles de Estados Unidos tras dos días de conversaciones y acordaron contrarrestar los “desequilibrios económicos” globales, una crítica a las prácticas comerciales de China.

En un comunicado emitido el jueves, los ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del Grupo de los Siete, reunidos en las Montañas Rocosas de Canadá, omitieron su tradicional defensa del libre comercio y suavizaron sus referencias a la guerra en Ucrania en comparación con el año pasado. Pero sí acordaron que podrían imponerse más sanciones a Rusia si los dos países no alcanzan un alto el fuego.

El comunicado indicó que los miembros del G7 continuarían monitoreando las “políticas y prácticas ajenas al mercado” que contribuyen a los desequilibrios en el comercio global. La declaración no mencionó a China, pero el término “ajenas al mercado” suele referirse a los subsidios a la exportación y las políticas monetarias de ese país que, según el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, le otorgan una ventaja en el comercio internacional.

El secretario estadounidense del Tesoro, Scott Bessent, parece haber logrado orientar el comunicado en gran medida en la dirección que pretendía el gobierno de Trump, particularmente en lo que respecta a las prácticas comerciales de China.

La reunión de alto perfil de funcionarios de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, Alemania, Francia e Italia también pareció ser más cordial que una reunión anterior de ministros de relaciones exteriores del G7 en marzo. Sin embargo, esa reunión, también efectuada en Canadá, se llevó a cabo en un momento en que Trump había amenazado con imponer fuertes aranceles a Canadá y planteado que podría convertirse en el estado 51 de Estados Unidos.

Canadá preside el G7 este año, y las sesiones de esta semana están destinadas a sentar las bases para una reunión de los jefes de Estado del 15 al 17 de junio en Kananaskis, Canadá. La Casa Blanca indicó el jueves que Trump asistirá a esa reunión.

“A lo largo de nuestra presidencia del G7, el tono de las conversaciones se ha vuelto progresivamente más constructivo”, expresó Tiff Macklem, gobernador del Banco de Canadá, en una conferencia de prensa al concluir la cumbre.

Sin embargo, esa unidad parece haberse logrado gracias a que fueron descartados muchos temas en los que los países del G7 habían estado de acuerdo en el pasado. Además de omitir cualquier mención al comercio, el comunicado eliminó secciones sobre la lucha contra el cambio climático y la cooperación en política fiscal internacional, cuestiones que el gobierno de Trump ha desestimado.

“Siempre habrá tensiones en torno a los aranceles”, indicó Francois-Philippe Champagne, ministro de finanzas de Canadá. “Pero también hay lugares en los que encuentras puntos en común. ... Este año nuestro enfoque fue volver a la misión central del G7: restablecer el crecimiento y la estabilidad global”.

El cambio llega en un momento en que Trump ha impuesto aranceles generalizados a las importaciones, los cuales incluyen un 10% de impuesto global sobre todos los bienes, incluso aquellos de los otros aliados del G7. Trump también ha impuesto aranceles del 25% al acero, el aluminio y los automóviles, y el 2 de abril impuso aranceles mucho más altos a unos 60 países, que luego pausó hasta principios de julio.

Valdis Dombrovskis, comisario de Comercio de la Unión Europea, dijo que el comercio fue “obviamente un tema difícil” durante las negociaciones. La UE, que participa en el G7 pero no ejerce su presidencia rotativa, presionó para que se incluyera un lenguaje más fuerte que habría puesto de relieve los daños económicos que causan los aranceles.

“El gobierno de Estados Unidos tiene una visión algo distinta de la situación”, les dijo Dombrovskis a los periodistas. Señaló también que no se habló acerca de los detalles de los aranceles estadounidenses porque los miembros del G7 están negociando individualmente con el gobierno de Trump sobre dichos gravámenes.

Con respecto a Ucrania, el comunicado condenó “la continua guerra brutal de Rusia contra Ucrania”, aunque ese lenguaje fue más suave que el del año pasado, que se refería a la “invasión ilegal, injustificable y no provocada a gran escala” efectuada por Rusia. En el pasado, funcionarios de Trump han presionado para evitar confrontar al Kremlin y al mismo tiempo intentar concretar conversaciones de paz.

Sin embargo, Champagne calificó la invasión de “ilegal” en la conferencia de prensa del jueves.

Bessent también logró incluir con éxito un acuerdo en el comunicado de que “ningún país ni entidad” que apoyara los empeños bélicos de Rusia podría beneficiarse de la reconstrucción de Ucrania, una restricción que impediría la participación de empresas chinas.

Dombrovskis indicó que la UE había propuesto reducir el actual tope de precios al petróleo ruso —previamente acordado dentro de las primeras sanciones impuestas a Rusia tras su invasión de 2022 — a 50 dólares, desde 60 dólares, pero el comunicado dice poco sobre medidas específicas.

Aún así, la UE estaba satisfecha en gran medida con los acuerdos del G7 sobre Ucrania, agregó Dombrovskis, incluida la disposición a imponer más sanciones. El grupo también acordó continuar congelando los activos financieros de Rusia hasta que puedan ser utilizados para ayudar a pagar la reconstrucción de Ucrania.

Mark Sobel, un exalto funcionario del Departamento del Tesoro estadounidense y asesor sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales —un centro de investigación estadounidense—, criticó el comunicado, al que consideró “débil”.

La declaración “cierra los ojos a lo que es obvio y está ante la vista de todos: la palabra ‘aranceles’ o una referencia a las políticas comerciales destructivas de Estados Unidos no aparecen por ninguna parte”, expresó Sobel.

“Con relación a Ucrania, el G7 ‘explorará opciones’ si no se alcanza un alto el fuego, cuando el momento para actuar es ahora”, añadió. “Este comunicado risible no puede ocultar las grietas en el G7 y difícilmente es un buen augurio para las fracturas más grandes que se avecinan en la próxima cumbre de líderes del G7".

De todas formas, John Kirton, politólogo de la Universidad de Toronto y director del Grupo de Investigación del G7, considera que una señal positiva es que se haya emitido un comunicado. “Eso estaba sumamente en duda hasta el final”, apuntó.

Sin embargo, tanto Sobel como Kirton señalaron que no se hizo referencia a los déficits presupuestarios de Estados Unidos y su papel en los “desequilibrios globales” que los ministros pretenden combatir. El déficit presupuestario federal, al contribuir a una mayor demanda estadounidense, empeora el déficit comercial del país que el gobierno de Trump intenta reducir.

El comunicado señaló que “la incertidumbre de la política económica ha disminuido desde su punto más álgido”, una opinión que Kirton calificó de “desconcertante”, dado que el Congreso estadounidense está sopesando un paquete de impuestos y gastos que ha inquietado a los mercados financieros esta semana, elevando la tasa de interés sobre los títulos del Tesoro de Estados Unidos.

“Hay una gran incertidumbre en los mercados financieros”, observó Kirton. “El dólar está bajando, y no sabemos cuándo terminará eso”.

Bessent sostuvo varias reuniones bilaterales al margen del G7, las cuales incluyeron una con Champagne y el ministro de Finanzas de Japón, Katsunobu Kato.

Bessent y Kato hablaron sobre comercio y divisas, informó el Departamento del Tesoro, y ambas partes acordaron que “los tipos de cambio deben ser determinados por el mercado”. Washington ha criticado a Tokio a menudo en el pasado por intervenir en los mercados de divisas para bajar el valor del yen.

Sin embargo, las dos partes “no discutieron los tipos de cambio extranjeros”, agregó el Tesoro, una señal de que el gobierno estadounidense no está presionando al japonés sobre el valor actual del yen.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.