Gregg Popovich tuvo una visión del mundo que transformó a los Spurs y a la NBA
Gregg Popovich, entrenador de los Spurs de San Antonio, da indicaciones durante un partido ante los Celtics de Boston, el domingo 26 de marzo de 2023 (AP Foto/Steven Senne, archivo)
Gregg Popovich entendía el mundo.
Ello se remonta a mucho antes de que el mundo del baloncesto supiera quién era. Probablemente se pueda rastrear al menos hasta el tiempo en que Popovich estuvo en la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, donde se especializó en estudios soviéticos y estaba en camino de convertirse en espía.
En cambio, se convirtió en un ícono.
La larga gestión de Popovich como entrenador de los Spurs de San Antonio terminó el viernes, seis meses después de que un derrame cerebral esencialmente puso fin a su estadía, al menos en ese puesto, sin que él lo supiera. Renunció, Mitch Johnson fue ascendido de entrenador interino a permanente, y así, los Spurs comenzaron un nuevo capítulo.
Popovich no se va a ninguna parte. Todavía es el presidente del equipo. Estará presente. Tendrá influencia. Su papel en el futuro probablemente dependa en gran medida de él, un derecho que se ha ganado en los últimos 30 años aproximadamente.
Su visión del mundo dio forma a muchas de las cosas que los Spurs son hoy. Lo mismo ocurre con el resto de la liga, y como prueba, basta con mirar cualquier plantilla en estos días.
Algunos de los mejores jugadores de la NBA — Nikola Jokic, Shai Gilgeous-Alexander, Luka Doncic, Giannis Antetokounmpo y el propio jugador franquicia de los Spurs, Victor Wembanyama— nacieron fuera de Estados Unidos. ¿Habrían estado en la liga sin Popovich? Casi con certeza, sí. Pero, ¿ayudaron Popovich y los Spurs a allanar el camino que permitió que más jugadores internacionales ingresaran a la liga? Definitivamente.
El comisionado de la NBA, Adam Silver, habló a principios de este año sobre los Spurs — específicamente Popovich y su mano derecha de mucho tiempo, el director general del equipo R.C. Buford.
“Fueron pioneros en el juego internacional”, opinó Silver. “Estaban explorando internacionalmente de manera profunda mucho antes que muchos otros equipos”.
El baloncesto se juega en todo el mundo, y Popovich — siempre el estudiante — quería aprender sobre todo. Estaba encontrando jugadores en Europa a finales de la década de 1980, mucho antes de que se volviera algo común. Según cuentan las historias, Popovich todavía no puede caminar por lugares como Belgrado sin ser reconocido. Probablemente eso no sea una gran exageración.
Sólo hay que mirar la lista de grandes jugadores históricos de los Spurs: Tony Parker de Francia y Manu Ginóbili de Argentina formaron uno de los Grandes Tríos de jugadores más grandes de la liga con Tim Duncan, otro jugador cuya visión del mundo era quizás un poco diferente, habiendo crecido en las Islas Vírgenes Estadounidenses.
Boris Diaw, Tiago Splitter, Marco Belinelli, Beno Udrih, Jakob Poeltl, Fabricio Oberto, Pau Gasol y muchos más también formaron parte del programa de los Spurs. Popovich tuvo entrenadores internacionales — Ettore Messina de Italia causó gran revuelo en Europa cuando se unió a los Spurs, por ejemplo.
Y Popovich recogió las ideas de otros cuando estaba dirigiendo a la selección nacional de Estados Unidos, incluido el exentrenador del equipo nacional francés (y entrenador de Wembanyama) Vincent Collet, con quien se enfrentó por el oro olímpico en los Juegos de Tokio en 2021.
Popovich dijo alguna vez, cuando asumía como seleccionador de Estados Unidos: “Hay personas inteligentes en todas partes. Ninguno de nosotros lo tiene todo resuelto. Todos aportan algo a la mesa que quizás no habías considerado”.
Si alguien se acercó a tenerlo todo resuelto, fue Popovich.
Es miembro del Salón de la Fama del Baloncesto. Líder de victorias de todos los tiempos en la NBA. Pentacampeón con los Spurs. Guio a Estados Unidos para ganar el oro olímpico. Y eso es sólo lo que todos saben.
Hay que preguntar a las personas que operan el Banco de Alimentos de San Antonio qué ha hecho Popovich en silencio por ellos, y las respuestas serán largas y abundantes. Lo mismo ocurre con el Proyecto Inocencia y el Hospital Infantil St. Jude, otras dos causas que apoya.
Popovich fue más que un entrenador. Era un tipo de Indiana que podía lanzar bien el balón y era inteligente, aprovechó eso para obtener una educación en la Fuerza Aérea.
Debió haber formado parte de la selección olímpica de Estados Unidos de 1972 como jugador. Canalizó parte de la decepción por no lograrlo y comenzó a aprender a entrenar en lugar de eso.
Se hizo cargo de un equipo de División III en California que había perdido 88 encuentros consecutivos de conferencia y lo convirtió en un campeón, siguió subiendo la escalera y llegó a lo más alto
La Academia de la Fuerza Aérea — un lugar al que regresó muchas veces después de su graduación — le enseñó innumerables lecciones, incluida la de aceptar diferentes puntos de vista y nunca dejar de evolucionar.
“Lo que aprendes allí es a superarte a ti mismo. No se trata de ti”, dijo Popoich.
Tampoco dejó de aprender. Cambió a los Spurs. Cambió a la NBA, también. Incluso sin contar los campeonatos, los récords, las frases ingeniosas y todo lo demás. Popovich ayudó a cambiar la NBA.
Ése es su legado.
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