Triciclos eléctricos son un boleto a la prosperidad y el respeto para algunas mujeres en Zimbabue
Triciclos eléctricos son un boleto a la prosperidad y el respeto para algunas mujeres en Zimbabue
WEDZA, Zimbabue (AP) — Anna Bhobho, una ama de casa de 31 años de una zona rural de Zimbabue, solía ser una observadora silenciosa en su hogar, excluida de la toma de decisiones financieras y familiares en una sociedad profundamente patriarcal. Pero en la actualidad es una impulsora del cambio en su aldea, gracias a un triciclo eléctrico que ahora posee.
En muchas partes de las zonas rurales del África subsahariana, durante mucho tiempo las mujeres han sido excluidas de las actividades económicas principales, como operar el transporte público. Sin embargo, los triciclos impulsados por energía renovable están revirtiendo esa tendencia, ofreciendo oportunidades financieras y un recién hallado sentido de valor propio.
“Ahora mi esposo confía en mí para cubrir una gran parte de los gastos, incluyendo la compra de muebles y otros activos”, expresó Bhobho en un mercado donde entrega cultivos para los agricultores en el distrito de Wedza, a unos 150 kilómetros (casi 100 millas) de Harare.
Llamados “Hamba”, que significa “ve” en lengua ndebele, los triciclos son impulsados por baterías de iones de litio cargadas con energía solar. Mobility for Africa, una startup local, inició el proyecto en 2019 al alquilarle los vehículos a grupos de mujeres por 15 dólares al mes. En la actualidad, mujeres como Bhobho pueden poseerlos a través de un programa de arrendamiento con opción a compra.
“Solía depender de mi esposo para todo, incluso para el dinero del pan”, comentó.
Ahora Bhobho posee tierras, ha abierto una pequeña tienda de comestibles, está pagando un automóvil y ha trasladado a sus hijos de una escuela pública rural con pocos recursos a una institución privada mejor equipada. Gana hasta 300 dólares al mes, un ingreso comparable a trabajadores del gobierno como los maestros.
Más allá de las ganancias materiales, ha ganado autoestima.
“Incluso mi esposo y mis suegros me respetan más ahora. Nadie solía escucharme, pero ahora tengo un lugar cuando se toman decisiones importantes”, declaró la madre de tres hijos.
Según Carlin Thandi Ngandu, coordinadora de participación comunitaria de Mobility for Africa, 300 mujeres en todo Zimbabue forman parte del programa, con el objetivo de asegurar que el 70% de los beneficiarios sean mujeres.
En Wedza, sólo mujeres poseen y operan los triciclos. Reciben capacitación en habilidades de conducción segura, y el cambiar una batería de litio por una completamente recargada después de unos 100 kilómetros (unas 70 millas) cuesta 1 dólar.
Las motocicletas son una forma común de transporte público en el África subsahariana, y ahora algunas están cambiando a eléctricas para reducir los costos del combustible. El programa ambiental de Naciones Unidas está introduciendo vehículos eléctricos de dos y tres ruedas en nueve países, principalmente en África Oriental. En Nigeria, una empresa de energía renovable y la Oficina de Asuntos Exteriores del Reino Unido están proporcionando 120 triciclos eléctricos a mujeres, con el fin de promover la sostenibilidad y un fortalecimiento económico.
En Zimbabue la vida de muchas mujeres ha cambiado drásticamente, incluso para aquellas que no poseen triciclos pero los utilizan para las tareas diarias. Han quedado atrás los días de tener que cargar leña, cubos de agua o productos agrícolas pesados por largas distancias.
Los triciclos, capaces de abrirse paso por caminos estrechos inaccesibles para los automóviles, llegan a hogares remotos y huertos de vegetales. Su asequibilidad los hace accesibles para los lugareños.
Hilda Takadini, una agricultora de tomates, dijo que su negocio ha florecido desde que comenzó a usar los servicios de transporte de Bhobho. Anteriormente tenía que salir de casa a las 3 de la mañana, valiéndose de una carreta tirada por bueyes para viajar 18 kilómetros (11 millas) hasta el mercado. A menudo llegaba demasiado tarde o no llegaba, y sus tomates se pudrían.
“Obtengo mejores precios porque ahora llego al mercado a tiempo con mis tomates aún frescos. Incluso los niños saben ahora que pueden contar conmigo para las cuotas escolares”, manifestó la mujer de 34 años y madre de seis hijos.
En el centro comercial de Wedza, casi una docena de mujeres hacen fila con sus triciclos —que pueden cargar hasta 450 kilogramos (casi 1.000 libras) y tienen una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora (37 millas por hora)— a la espera de clientes. Transportan pasajeros, pacientes que se dirigen a hospitales y personas que llevan materiales de construcción como ladrillos, comestibles y leña.
Sin embargo, las mujeres tienen que lidiar con algunos retos, incluidos terrenos difíciles empeorados por las recientes lluvias, así como con algunos hombres que se resisten a ver a las mujeres estar a la vanguardia en espacios tradicionalmente dominados por hombres, comentó Bhobho.
Más allá del negocio, los triciclos están revolucionando el acceso a la atención médica, particularmente para mujeres y niños. Josephine Nyevhe, una trabajadora voluntaria de salud comunitaria, utiliza su triciclo para acercar los servicios médicos a las familias rurales.
Una tarde reciente, un grupo de madres con niños aguardaban al costado de la carretera. Nyevhe llegó en su triciclo, colgó una balanza en una rama de árbol y comenzó a medir el crecimiento de los niños. Registró los detalles en su cuaderno, ofreció consejos de nutrición y remitió los casos graves a la clínica local.
En muchas ocasiones su triciclo ha servido de ambulancia del pueblo.
“Estoy de guardia las 24 horas. Recibo llamadas a horas inusuales y tengo que llevar a la gente al hospital. A veces es una mujer embarazada que de otro modo habría dado a luz en casa en condiciones inseguras”, señaló Nyevhe, que portaba su uniforme marrón.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.