La ayuda de EEUU mantuvo vivos a muchos niños somalíes. Ahora ese dinero está desapareciendo

Una mujer atiende a su hijo desnutrido en el hospital Banadir el miércoles 14 de mayo de 2025, en Mogadiscio, Somalia. (AP Foto/Farah Abdi Warsameh)

Una mujer atiende a su hijo desnutrido en el hospital Banadir el miércoles 14 de mayo de 2025, en Mogadiscio, Somalia. (AP Foto/Farah Abdi Warsameh)

MOGADISCIO, Somalia (AP) — Los gritos de niños angustiados llenaban la sala para los gravemente desnutridos. Entre los pacientes se encontraba Maka’il Mohamed, de un año. Los médicos presionaban su pecho en un intento desesperado por apoyar su respiración.

Su padre lo llevó demasiado tarde a un hospital en la capital de Somalia, Mogadiscio. Víctima de complicaciones relacionadas con la desnutrición, el niño no sobrevivió.

"¿Está seguro? ¿Él realmente murió?”, preguntó el conmocionado padre, Mohamed Ma’ow, a un médico.

El fallecimiento este mes en el hospital Banadir plasmó la agonía de un número creciente de somalíes que no pueden alimentar a sus hijos, y la de los trabajadores de salud, que ven cómo el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump ha hecho desaparecer cientos de millones de dólares con los que Washington solía apoyarlos.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) solía proporcionar el 65% de la ayuda extranjera que recibía Somalia, según el doctor Abdiqani Sheikh Omar, ex director general del Ministerio de Salud y actualmente asesor del gobierno.

Ahora USAID está siendo desmantelada. Y en Somalia, docenas de centros que atienden a los hambrientos están cerrando. Han sido cruciales en un país que tiene uno de los sistemas de salud más frágiles del mundo y que lleva décadas afectado por la inseguridad.

Save the Children, el mayor proveedor no gubernamental de servicios de salud y nutrición para niños en Somalia, indicó que las vidas de 55.000 niños estarán en riesgo para junio, pues tendrá que cerrar 121 centros de nutrición que ya no puede financiar.

Los recortes en la ayuda significan que se prevé que un 11% más de niños estén gravemente desnutridos que el año anterior, indicó Save the Children.

Desde hace tiempo Somalia ha enfrentado inseguridad alimentaria debido a patrones climáticos como la sequía. Pero ahora los grupos de ayuda humanitaria y los somalíes por igual temen que ocurra una catástrofe.

Ahmed Moalin, exministro de Relaciones Exteriores de Somalia, dijo el mes pasado a la televisión estatal que USAID había proporcionado 1.000 millones de dólares en financiamiento para Somalia en el año fiscal 2023, y que para el de 2024 se tenía prevista una cantidad similar.

Ahora gran parte de ese financiamiento se ha ido.

En un comunicado dirigido a la AP, un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos indicó que “varios programas de asistencia humanitaria de USAID que salvan vidas están activos en Somalia, incluidos programas que brindan asistencia alimentaria y nutricional a los niños”, y estaban trabajando para asegurarse de que los programas continúen cuando dicha ayuda se transfiera al Departamento de Estado el 1 de julio.

El problema, dicen los trabajadores de ayuda humanitaria, es que Washington no ha especificado claramente qué programas considera vitales, ni si el financiamiento restante seguirá fluyendo después del 1 de julio.

El grupo de ayuda CARE ha advertido que se proyecta que 4,6 millones de personas en Somalia enfrenten hambre severa para junio, un incremento de cientos de miles de personas respecto a las previsiones antes de los recortes de ayuda.

Los efectos se sienten en áreas rurales y en Mogadiscio, donde más de 800.000 personas desplazadas se refugian. Los campamentos para ellos son ubicuos en los suburbios de la ciudad, pero ahora muchos de sus centros para alimentar a los hambrientos están cerrando.

Algunas personas todavía acuden a los centros cerrados con la esperanza de que llegue ayuda.

Los residentes de Mogadiscio indicaron que ellos también sufren.

Ma’ow, el padre afligido, es sastre. Dijo que recientemente no había podido proporcionar tres comidas al día para su familia de seis integrantes. Su esposa no tenía leche materna para Maka’il, cuya desnutrición se agravó gradualmente entre varias visitas al hospital.

Los médicos confirmaron que la desnutrición fue el factor principal en el deterioro de Maka’il.

El centro de nutrición en el hospital Banadir donde la familia Ma’ow había estado recibiendo asistencia alimentaria es administrado por Alight Africa, un socio local de UNICEF —la agencia infantil de la ONU—, y ha perdido financiamiento.

Los recortes en los fondos han dejado a los socios de UNICEF incapaces de proporcionar apoyo vital, incluidos suministros terapéuticos y nutrición suplementaria en un momento en que el 15% de los niños somalíes están agudamente desnutridos, apuntó Simon Karanja, un funcionario regional de UNICEF.

Un trabajador de Alight Africa, Abdullahi Hassan, confirmó que el grupo tuvo que cerrar todos sus centros de nutrición en varios distritos de Mogadiscio. Un supervisor de proyectos de nutrición del grupo, Said Abdullahi Hassan, dijo que los cierres han causado, “trágicamente, la muerte de algunos niños”.

Sin la asistencia alimentaria que daban por sentada, muchos somalíes ven a sus hijos consumirse.

Más de 500 niños desnutridos fueron admitidos en el centro para niños desnutridos en el hospital Banadir entre abril y mayo, según el doctor Mohamed Jama, jefe del centro de nutrición.

Dijo que tales aumentos en pacientes generalmente ocurren durante crisis importantes como sequías o hambrunas, pero señaló que la situación actual no tiene precedentes.

“La brecha de financiamiento ha impactado no sólo a los desnutridos sino también al personal de salud, cuyos salarios han sido recortados”, lamentó.

Fadumo Ali Adawe, madre de cinco hijos que vive en uno de los campamentos, dijo que necesitaba urgentemente ayuda para su hija de 3 años, que ya lleva nueve meses desnutrida. El centro de nutrición cercano que frecuentaba ahora está cerrado.

“No estamos seguros de qué hacer a continuación”, expresó.

Dentro de ese centro había paquetes de comida vacíos esparcidos por el suelo, y los carteles de USAID aún colgaban en las paredes.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.