Con las teorías de conspiración sobre Epstein, Trump se enfrenta a una crisis que él mismo creó
En la imagen, proporcionada por el Registro de Delincuentes Sexuales del Estado de Nueva York, se muestra a Jeffrey Epstein, el 28 de marzo de 2017. (Registro de Delincuentes Sexuales del Estado de Nueva York vía AP, Archivo)
NUEVA YORK (AP) — Aunque los seguidores del presidente Donald Trump exigen que el Departamento de Justicia revele los tan promocionados registros de la investigación de tráfico sexual de Jeffrey Epstein, la estrategia del mandatario ha sido minimizar el asunto.
¿Su problema? Esa postura de “aquí no pasa nada” no funciona entre aquellos que han aprendido de él de que no deben rendirse hasta que se revelen los secretos más profundos y oscuros del gobierno.
La semana pasada, el Departamento de Justicia y el FBI se retractaron abruptamente de la idea de que existe una lista de clientes de Epstein, compuesta por élites que participaron en el tráfico de niñas menores de edad por parte del acaudalado financiero de Nueva York. Trump defendió de inmediato a la secretaria de Justicia Pam Bondi y reprendió a un reportero por atreverse a preguntar sobre los documentos.
La reacción en línea fue rápida, y sus seguidores calificaron al presidente republicano como “desconectado” y exigieron transparencia.
El sábado, Trump utilizó su red social Truth Social para intentar desviar nuevamente la atención de sus seguidores del tema Epstein, en medio de informes de disputas internas entre Bondi y el subdirector del FBI, Dan Bongino, sobre el asunto. Insinuó que la agitación perjudicaba a su gobierno —“todo por un tipo que nunca muere, Jeffrey Epstein”.
Eso hizo poco para apaciguar a los seguidores del mandatario, quienes le instaron a publicar los archivos o arriesgarse a perder su base.
La crisis política es especialmente desafiante para Trump porque fue una que él mismo creó. El presidente ha pasado años avivando oscuras teorías y abrazando propaganda teñida de QAnon, que lo presenta como el único salvador capaz de demoler el “estado profundo”.
Ahora que está al frente del gobierno federal, la comunidad que él mismo ayudó a construir ha regresado para atormentarlo. Le exige respuestas que no puede o no quiere dar.
Cuando se le preguntó el martes si Bondi le había indicado que su nombre aparecía en los archivos de Epstein, Trump dijo que no. Elogió el manejo del caso por parte de Bondi y aseguró que debería publicar “lo que ella considere creíble”. Pero también afirmó que había problemas de credibilidad con los documentos, dejando entrever —sin presentar evidencia— que fueron “inventados” por el exdirector del FBI James Comey y los expresidentes Barack Obama y Joe Biden, ambos demócratas. Bondi se negó a tocar el tema de los archivos de Epstein el martes durante una conferencia de prensa sobre el tráfico de drogas.
“ La errónea suposición que Trump y otras personas hacen es que pueden difundir teorías de conspiración sin enfrentar ninguna consecuencia”, afirmó Matt Dallek, politólogo de la Universidad George Washington. “El caso Epstein es una encapsulación perfecta de que es difícil volver a meter al genio en la botella”.
Un problema que no desaparece
La declaración de dos páginas, emitida la semana pasada por el Departamento de Justicia y el FBI, donde se concluye que Epstein no poseía una lista de clientes, agitó a los seguidores de Trump, quienes señalaron declaraciones pasadas de varios funcionarios del gobierno que decían que la lista debería ser revelada.
Bondi indicó en febrero que tal documento estaba en su escritorio esperando revisión, aunque la semana pasada dijo que se refería en general al expediente del caso Epstein y no a una lista específica de clientes.
Desde entonces, los influencers conservadores han exigido ver todos los archivos relacionados con los crímenes del magnate, aun cuando Trump ha intentado dar por cerrado el asunto.
El analista de extrema derecha Jack Posobiec dijo el sábado en la Cumbre de Acción Estudiantil de Turning Point USA que no descansaría “hasta que vayamos a fondo como el comité del 6 de enero en los archivos de Jeffrey Epstein”.
La publicación de Trump del fin de semana buscaba desviar la atención llamando a sus seguidores a centrarse en investigar a los demócratas y arrestar a criminales en lugar de “pasar mes tras mes mirando nada más que los mismos viejos documentos inspirados por la izquierda radical sobre Jeffrey Epstein”. El asesor de seguridad nacional de su primer mandato, el teniente general retirado Michael Flynn, le suplicó que reconsiderara.
“@realdonaldtrump por favor entienda que el asunto Epstein no va a desaparecer”, escribió Flynn.
Otros aliados de Trump continúan presionando para hallar respuestas, entre ellos, la activista de extrema derecha Laura Loomer, quien ha pedido la renuncia de Bondi. Dijo el domingo al boletín Playbook de Politico que se debería nombrar un fiscal especial para investigar el manejo de los archivos sobre Epstein, quien fue hallado muerto en su celda federal en 2019, aproximadamente un mes después de ser arrestado.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dijo al influencer de derecha Benny Johnson que está “a favor de la transparencia” y quiere que Bondi “publique todo y deje que la gente decida”. Añadió que el Departamento de Justicia necesita centrarse en el crimen y en otras prioridades, incluidas las elecciones y en investigar a ActBlue, la principal plataforma de recaudación de fondos de los demócratas.
Los expertos que estudian teorías de conspiración advirtieron que arrojar más luz no necesariamente hace que las narrativas descabelladas desaparezcan.
“Para una parte de este conjunto de creyentes en teorías de conspiración, ninguna cantidad de evidencia contradictoria será suficiente”, dijo Josephine Lukito, quien estudia a los conspiranoicos en la Universidad de Texas en Austin.
Trump y sus colegas se tendieron su propia trampa
El presidente y muchas figuras de su gobierno —entre ellos, Bondi, Bongino y el director del FBI Kash Patel— obtuvieron su capital político a lo largo de los años, en parte, promoviendo teorías de conspiración desacreditadas sobre diversos temas, desde las elecciones hasta las vacunas.
Ahora, tienen la tarea de tratar de revelar la evidencia que durante mucho tiempo insistieron que existía, un desafío que se ha extendido a todo el gobierno.
La semana pasada, el administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), Lee Zeldin, publicó en X lo que parecía ser un respaldo a una reconocida teoría de conspiración según la cual las estelas dejadas por los aviones liberan químicos por razones posiblemente nefastas. Pero en una segunda publicación, el funcionario subrayó la delgada línea por la que el gobierno de Trump trata de caminar al incluir un vínculo a una nueva página en el sitio web de la EPA en la que, esencialmente, se desacredita la teoría.
El valor de las invenciones conspirativas es que ayudan a las personas a obtener poder político, señaló Russell Muirhead, quien enseña ciencias políticas en la Universidad de Dartmouth. Afirmó que Trump ha explotado eso “con mayor habilidad que probablemente nadie en la historia estadounidense”.
Pero el caso Epstein presenta desafíos únicos, afirmó. Eso se debe a que está arraigado en la verdad: un financiero rico y bien conectado pasó años abusando de un gran número de niñas pequeñas mientras escapaba de la justicia.
Como resultado, Trump necesita presentarse con verdad y transparencia sobre el tema, dijo Muirhead. Si no lo hace, “grandes segmentos de sus seguidores más entusiastas y devotos perderán la fe en él”.
Una distracción potencialmente costosa
Los rivales de Trump han estado sacando provecho de las fisuras en la derecha en torno al tema de Epstein.
Los demócratas intentaron capitalizar la controversia, y varios de los legisladores pidieron que se publicaran todos los archivos sobre el caso de Epstein e insinuaron que Trump podría estar en contra porque él o alguien cercano a él aparece en ellos.
El Comité de Acción Política de la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes envió el martes un memorando que mencionaba a algunos republicanos de la Cámara por su nombre. Decía que son “cómplices” del gobierno de Trump porque habían pedido que se hicieran públicos los archivos de Epstein, pero luego votaron en contra de una enmienda demócrata para forzar su publicación.
Los conservadores expresaron preocupaciones de que el enfoque de Trump sobre Epstein podría perjudicarlos en las elecciones de mitad de período.
“Para que esto desaparezca, vas a perder el 10% del movimiento MAGA”, dijo el viernes el podcaster de derecha Steve Bannon durante la Cumbre de Acción Estudiantil de Turning Point USA.
También está el desafío de gobernar.
Bondi y Bongino tuvieron un tenso diálogo la semana pasada en la Casa Blanca sobre una historia sobre Epstein, según una persona al tanto del asunto que declaró bajo condición de anonimato para hablar sobre una conversación privada.
Y Loomer, que es cercana a Trump, dijo el viernes que le dijeron que Bongino “pensaba seriamente en renunciar”. El FBI se negó a comentar.
Dallek, el profesor de la Universidad George Washington, dijo que es alarmante que los principales funcionarios de la ley del país tengan disputas por una teoría de conspiración.
“Es posible que, en algún momento, los votantes se den cuenta de que las cosas que quieren o esperan que el gobierno haga no se llevan a cabo porque las personas a cargo son incompetentes o persiguen cosas sin importancia”, dijo. “¿Quién cumple la misión del FBI de proteger al pueblo estadounidense?”
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Riccardi informó desde Denver. Los escritores de The Associated Press Eric Tucker, Melissa Goldin y Gary Fields en Washington contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.