Vivir Quintana cambia enfoque de corridos al cantar sobre mujeres encarceladas por defensa propia
Vivir Quintana cambia enfoque de corridos al cantar sobre mujeres encarceladas por defensa propia
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Dos días antes del lanzamiento de su nuevo álbum, la cantautora mexicana Vivir Quintana se encontraba en una prisión de mujeres en México. La cantante había pasado los últimos diez años visitando a mujeres encarceladas tras defenderse y, al hacerlo, matar a sus abusadores.
Sus historias se convirtieron en parte de “Cosas que sorprenden a la audiencia”, su más reciente álbum lanzado el jueves.
Cuenta la historia de diez de estas mujeres, pero por primera vez, Quintana lo hace a través de “corridos”, un género musical mexicano típicamente dominado por hombres y, a veces, controvertido que ha retomado protagonismo en la música mexicana en los últimos años.
El álbum, explicó Quintana, nació de su deseo de profundizar en los aspectos más complicados de la violencia de género.
“Este disco tiene un corazón diferente”, dijo Quintana, de 40 años, en una entrevista, luciendo botas rojas brillantes, su característico mechón plata atravesando su cabello negro. “Pero este disco hay que entender que no es para vender, sino que es para cambiar conciencias”.
“Tantas veces no me defendí”
Sus canciones están destinadas a crear conciencia sobre los crecientes niveles de violencia contra las mujeres en toda América Latina: grupos de derechos humanos estiman que un promedio de diez mujeres son asesinadas en México cada día, y un sistema de justicia que muchos creen protege a los abusadores y silencia las voces de las mujeres.
En muchos casos, mujeres como las de los corridos de Quintana son acusadas de “exceso de legítima defensa”, cargos que han generado indignación entre muchos en México.
“Tantas veces temí por mi vida. Tantas veces no me defendí”, cantó Quintana, acunando su guitarra mientras su potente voz resonaba por los pasillos del edificio de su discográfica el miércoles. “Ahora vivo en prisión encerrada, y me siento más libre que en casa”.
Amplificar las voces de las mujeres ha sido un sello distintivo de la carrera de Quintana, y la catapultó a la fama en México y más allá.
En 2020, su “Canción sin miedo” se convirtió en un himno para la marcha del Día de la Mujer en México y el movimiento feminista en América Latina.
En 2022, coescribió un himno melancólico sobre la sanación y la libertad para el álbum de la secuela de “Black Panther”. Y el año pasado, fue reconocida en los Latin Grammy como una de las cuatro Leading Ladies of Entertainment.
Un ajuste de cuentas cultural
La nueva música de Quintana va más allá. Utiliza corridos del norte de México, un género que ha experimentado tanto un renacimiento internacional como una reacción negativa, con críticos que afirman que los narcocorridos —canciones que glorifican la violencia de los carteles y pueden incluir letras misóginas— han dominado la forma.
El tema se ha vuelto tan candente que Estados Unidos incluso revocó las visas de miembros de una banda que proyectaron el rostro de un jefe de cartel de drogas en una gran pantalla durante una actuación.
En lugar de prohibir los corridos, como han hecho un número creciente de estados mexicanos, la primera presidenta mujer del país, Claudia Sheinbaum, ha propuesto que el gobierno promueva un estilo diferente de corridos que eviten glorificar la violencia y la discriminación contra las mujeres.
“No prohibimos un género musical, eso sería absurdo”, dijo Sheinbaum recientemente. “Lo que proponemos es que las letras no glorifiquen las drogas, la violencia, la violencia contra las mujeres o ver a las mujeres como un objeto sexual”.
“No quería morir a sus manos”
Los corridos de Quintana le dan un giro al género, rindiendo homenaje no a la violencia o a los criminales, sino a las mujeres que han sido criminalizadas por defenderse.
La primera canción de su álbum, “Era él o era yo” cuenta la historia de Roxana Ruiz, una mujer mexicana sentenciada a seis años por matar a un hombre que la estaba violando y amenazó con matarla en 2021.
“Esto no es nada justo”, dijo Ruiz. “Yo sufrí la agresión sexual por parte de este tipo. Y después fallece porque me defiendo”.
Los fiscales mexicanos retiraron posteriormente el caso en su contra tras una protesta a nivel nacional.
Una canción cuenta la historia de una niña de 14 años en el estado sureño de Tabasco que mató a su padre cuando estaba abusando de su madre. Otra cuenta la historia de Yakiri Rubio, quien fue secuestrada por dos hombres, llevada a un hotel de la Ciudad de México y violada. Después de matar a uno de los hombres, fue llevada a prisión y acusada de “homicidio por exceso de legítima defensa”.
Con cada canción, Quintana seguía los informes de noticias locales, entrevistaba a las mujeres en las prisiones y pasaba tiempo con sus familias, con la esperanza de capturar sus personalidades, y no solo el acto violento que transformó sus vidas.
“Es algo doloroso que te dice el estado de que si te defiendes, ‘pues te voy a castigar’”, dijo Quintana. “Entonces, ¿hasta dónde es valiosa la vida de las mujeres y la defensa de nosotras, las mujeres?”.
Cambio en la conversación
La inspiración de Quintana surgió de un recuerdo de infancia de un corrido clásico que escuchó por primera vez a los cinco años, en fiestas y en la radio en su natal estado de Coahuila, en el norte de México.
La balada trata sobre una mujer llamada Rosita Alvírez, asesinada violentamente al intentar salir a bailar. Más tarde, cuando tenía 15 años, la mejor amiga de Quintana fue víctima de un feminicidio. Fue entonces cuando la brutalidad de las letras se hizo evidente.
El álbum de Quintana busca cambiar el tono de los corridos para capturar las duras realidades que enfrentan las mujeres mexicanas, dijo, y explorar la violencia continua contra las mujeres y otros tipos de “machismo” con matices.
Su propósito, agregó, es elevar a las sobrevivientes de la violencia de género y proporcionar un punto de conexión para las mujeres encarceladas como las de sus baladas.
“A las mujeres les dicen: ‘ya te defendiste, ya mataste a alguien, entonces ya estás en la cárcel, ya no tienes derecho al gozo, ya no tienes derecho a la alegría, ya no tienes derecho a nada’”, dijo Quintana.
“También hay que bailar estas cosas ¿no?”, añadió. “Porque hay que entender que ellas tienen derecho a la música, tienen derecho al arte y sobre todo, tienen derecho a la belleza”.