La festividad de Jesús del Gran Poder afectada por la crisis en Bolivia, pero no así la fe y magia

LA PAZ, Bolivia (AP) — La festividad religiosa Jesús del Gran Poder es una de las más importantes de Bolivia y desde hace años despierta un júbilo desbordante y brinda a los bolivianos una oportunidad para olvidar su constante agitación política y sumergirse en el mundo mítico del rico folclore nacional.

Pero este sábado la celebración, en pleno auge, vivió momentos de silencio después de días de enfrentamientos callejeros que sacudieron el país andino. Muchos aprovecharon para rezar por la paz, la unidad y la recuperación de una economía tambaleante.

Esta festividad indígena aymara, dedicada a una pintura milagrosa de Jesucristo, no pudo escapar de la peor crisis económica que atraviesa el país en 40 años y una lucha política cada vez más tensa de cara a unas elecciones presidenciales profundamente polarizadas.

La entrada de los bailarines se desarrolló con su característica exuberancia, pero se tornó un poco sombría al conocerse que una sexta persona —un joven estudiante— había muerto a causa de las heridas provocadas hace tres días por manifestantes que bloqueaban rutas la sur del país en la ciudad minera de Llallagua, el punto más violento de las protestas, según informó la policía.

En los últimos días seguidores del expresidente Evo Morales se enfrentaron a la policía y a pobladores dejando seis fallecidos, lo que ha estremecido al país, luego de que el primer presidente indígena de Bolivia (2006-2019) fue inhabilitado por un fallo constitucional y no logró registrar su candidatura. Sin embargo, Morales, con el apoyo de sus seguidores en las calles, insiste en que lo habiliten.

Bailarines izaron a la entrada una bandera blanca y guardaron un minuto de silencio cada hora en honor a las seis personas —cuatro policías y dos civiles— fallecidos en los enfrentamientos.

“Hemos tenido más oraciones. Los devotos han pedido recuperación económica, además de paz y unidad entre los bolivianos”, dijo el padre Saúl Mamani.

Cada año, la ciudad de La Paz y su vecina El Alto, que en conjunto suman una población de 2.2 millones de personas, esperan con ansias la fiesta del Gran Poder como una inyección de estímulo económico para una economía estancada.

Pero este año los organizadores manifestaron su frustración ante el impacto de la creciente inflación, que dificultó los preparativos, la contratación de músicos, bailarines y la realización de fiestas privadas.

La inflación acumulada entre enero y mayo alcanzó el 9,81%, la más alta en más de una década, según datos oficiales.

“La crisis está afectando a todos. Nos afecta a nosotros, es má ya no se está trayendo músicos de nivel internacional, pues ahora solo son grupos nacionales”, señaló Edgar Apaza a The Associated Press. Junto con su esposa, patrocinan una misa y fiesta privada en honor al Señor del Gran Poder. Estuvieron ahorrando durante todo el año, pero aun así su presupuesto resultó ajustado.

Ellos iniciaron la entrada con el santo en su manos, seguido del grupo de baile más tradicional con “La Morenada”, una danza que se originó durante la colonia y que mezcla elementos católicos y de las culturas indígenas andinas, una mezcla única de la historia boliviana.

“Este año mi traje ha subido un 60% más, pero seguimos aquí con la devoción al Señor del Gran Poder. Muchos no han podido bailar. Casi la mitad no ha podido bailar de mi fraternidad (agrupación)”, aseguró Jorge Rodríguez, de 37 años, un comerciante de televisores.

Muchos bailarines intentaron mostrar el mismo espíritu y entusiasmo de siempre, aunque varios no pudieron costear trajes elaborados y solo los alquilaron y reemplazaron las joyas finas por imitaciones chinas.

Este año se calcula que 70.000 bailarines participen frente a los 90.000 del año pasado. Se espera también una disminución en los músicos debido a diversos factores económicos, según la alcaldía.

“Muchos hermanos han venido a pedir permiso al Señor Jesús del Gran Poder porque no han podido bailar este año, pero su fe está intacta, con mucho agradecimiento”, dijo el padre Mamani.

La nación andina atraviesa por su segundo año de escasez de dólares que ha repercutido en el tipo cambiario y los pocos billetes estadounidenses que se encuentran en el mercado paralelo cuestan más del doble que el precio oficial. Este problema se ha visualizado en las largas filas por combustible a causa de un irregular abastecimiento porque el Estado debe importarlo a precio internacional y lo subvenciona a menos de la mitad de su costo real.

Los dólares y el combustible son la sangre del sistema productivo debido a que importa insumos para producir, lo que ha repercutido en los precios de alimentos de la canasta familiar.

Las autoridades de la alcaldía de La Paz propusieron postergar la entrada folclórica pero los organizadores se impusieron porque la organización estaba casi terminada y además porque es una entrada que solo el sábado se prevé que mueva unos 68 millones de dólares.

El señor Jesús del Gran Poder es una de las mayores y más antiguas celebraciones católicas andinas en Bolivia, declarada Patrimonio Cultural por la UNESCO.

La fiesta tiene más de un siglo de vigencia y se origina en antiguas prácticas religiosas de pueblos precolombinos que agradecían a sus deidades por los favores recibidos. Esas creencias religiosas se mezclaron con ritos católicos que trajeron los conquistadores dando lugar a una mezcla de creencias que los expertos llaman sincretismo religioso.

Gran parte de los danzarines son comerciantes informales. Estos inician su paso frente a un altar en el barrio del Gran Poder de La Paz donde se alza la figura de Cristo con los brazos extendidos. Los espectadores se apostan sobre las aceras a lo largo del recorrido.

Entre los espectadores estaba Francisca Quispe, de 63 años, una vendedora de electrodomésticos que miraba a los bailarines con los que ella bailaba. Hace dos años que no puede bailar por falta de dinero.

“Casi no le he fallado al señor Jesús del Gran Poder, pero ya son dos años que no he podido bailar. Esta crisis me ha afectado a mí, está afectando a todos”, afirmó Quispe.

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La corresponsal de The Associated Press en Argentina, Isabel DeBre, colaboró con este despacho.