Congo y Ruanda firman acuerdo de paz mediado por EEUU

El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, en el centro, junto al ministro de Asuntos Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe, a la izquierda, y la ministra de Asuntos Exteriores de la República Democrática del Congo, Therese Kayikwamba Wagner, a la derecha, mientras se dan la mano tras firmar un acuerdo de paz en el Departamento de Estado de EEUU, el viernes 27 de junio de 2025, en Washington. (AP Foto/Mark Schiefelbein).

El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, en el centro, junto al ministro de Asuntos Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe, a la izquierda, y la ministra de Asuntos Exteriores de la República Democrática del Congo, Therese Kayikwamba Wagner, a la derecha, mientras se dan la mano tras firmar un acuerdo de paz en el Departamento de Estado de EEUU, el viernes 27 de junio de 2025, en Washington. (AP Foto/Mark Schiefelbein).

WASHINGTON (AP) — La República Democrática del Congo y Ruanda firmaron el viernes un acuerdo de paz facilitado por Estados Unidos para ayudar a poner fin a décadas de mortíferos combates en el este del Congo, al tiempo que ayuda al gobierno y a las empresas de Estados Unidos a tener acceso a los minerales críticos en la región.

“Hoy, la violencia y la destrucción llegan a su fin, y toda la región comienza un nuevo capítulo de esperanza y oportunidad, armonía, prosperidad y paz”, dijo el presidente Donald Trump a los ministros de Relaciones Exteriores de los dos países en una reunión en la Casa Blanca.

El acuerdo se firmó en el Departamento de Estado. Allí, el secretario de Estado, Marco Rubio, lo calificó como “un momento importante tras 30 años de guerra”.

La nación centroafricana del Congo ha sido devastada por un conflicto con más de 100 grupos armados, el más potente de ellos respaldado por Ruanda, que ha provocado la muerte de millones de personas desde la década de 1990.

Con 7 millones de personas desplazadas en el Congo, Naciones Unidas la ha llamado “una de las crisis humanitarias más prolongadas, complejas y serias del mundo”.

Aunque el acuerdo se ve como un punto de inflexión, los analistas no creen que termine rápidamente con los combates porque el grupo armado más prominente dice que no se aplica a ellos. Muchos congoleños lo ven principalmente como una oportunidad para que Estados Unidos se haga de minerales necesarios para gran parte de la tecnología mundial después de que su gobierno buscara el apoyo de Trump para luchar contra los rebeldes.

Trump ha impulsado el acceso a dichos minerales en un momento en que Estados Unidos y China compiten activamente por lograr influencia en África.

La ministra de Relaciones Exteriores del Congo, Therese Kayikwamba Wagner, recordó a los millones de víctimas del conflicto al firmar el acuerdo con el ministro de Relaciones Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe. Ambos expresaron su optimismo, pero también enfatizaron que aún queda una gran cantidad de trabajo por hacer para poner fin a los combates.

“Algunas heridas sanarán, pero nunca desaparecerán por completo”, dijo Wagner. “Aquellos que han sufrido más están observando. Esperan que este acuerdo sea respetado, y no podemos fallarles”.

Nduhungirehe señaló la “gran incertidumbre” porque acuerdos anteriores no se han implementado.

“No hay duda de que el camino que nos espera no será fácil”, dijo. “ Pero con el apoyo continuo de Estados Unidos y otros socios, creemos que se ha alcanzado un punto de inflexión”.

El acuerdo incluye disposiciones sobre integridad territorial, prohibición de hostilidades y la desmovilización, desarme e integración condicional de grupos armados no estatales.

Cuando se le cuestionó sobre eventuales violaciones del acuerdo, Trump dijo que no creía que eso sucediera, pero también advirtió que habría “sanciones muy severas, financieras y de otro tipo”.

El grupo rebelde M23, respaldado por Ruanda, es el grupo armado más prominente en el conflicto.

El Congo espera que Estados Unidos le proporcione el apoyo de seguridad necesario para luchar contra los rebeldes y posiblemente lograr que se retiren de las ciudades de Goma y Bukavu, y de toda la región donde se estima que Ruanda tiene hasta 4.000 tropas. Ruanda ha dicho que está defendiendo sus intereses territoriales, no apoyando al M23.

Los rebeldes del M23 han insinuado que el acuerdo no será vinculante para ellos. El grupo rebelde no ha estado directamente involucrado en el acuerdo de paz firmado, aunque ha sido parte de otras conversaciones de paz en curso.

Corneille Nangaa, líder de la Alianza del Río Congo —conocida por su acrónimo en francés AFC—, que incluye al M23, dijo a The Associated Press en marzo que las conversaciones de paz directas con el Congo sólo pueden llevarse a cabo si el país reconoce sus reclamos, y que “cualquier cosa que se haga sobre nosotros sin nosotros, está en contra de nosotros”.

Un portavoz del M23 , Oscar Balinda, repitió eso a la AP esta semana.

Nduhungirehe señaló conversaciones separadas que se están llevando a cabo en Qatar destinadas a lograr que tanto el Congo como los rebeldes del M23 acuerden entre ellos cómo pondrán fin a los combates. También dijo que Ruanda acordó levantar sus “medidas defensivas”. No estaba claro si se refería a retirar las tropas que Ruanda ha dicho que están defendiendo sus intereses territoriales.

Ruanda también ha sido acusada de explotar los minerales del este del Congo, los cuales son utilizados en teléfonos, aviones de combate avanzados y mucho más. Ruanda ha negado cualquier participación.

El acuerdo está en el corazón del impulso del gobierno de Estados Unidos para contrarrestar a China en África. Durante muchos años, las empresas chinas han sido actores clave en el sector de minerales del Congo. Las refinerías de cobalto chinas, que representan la mayoría del suministro global, dependen en gran medida del Congo.

Los analistas dicen que el compromiso del gobierno de Estados Unidos podría depender de cuánto acceso tenga a los minerales que se están discutiendo en negociaciones separadas entre los gobiernos estadounidense y congoleño.

Los minerales, en su mayoría sin explotar, están valorados en hasta 24 billones de dólares por el Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Christian Moleka, un politólogo del grupo de expertos congoleño Dypol, calificó el acuerdo como un “punto de inflexión importante” pero señaló que “de ninguna manera puede eliminar todos los problemas del conflicto”.

“El borrador actual del acuerdo no aborda los crímenes de guerra y la justicia para las víctimas al imponer una asociación entre la víctima y el agresor”, dijo. “Esto parece una propuesta precipitada y no puede establecer una paz duradera sin justicia y reparación”.

En la provincia congoleña de Kivu del Norte, la más afectada por los combates, algunos creen que el acuerdo de paz ayudará a resolver la violencia, pero advierten que debe hacerse justicia para una paz duradera.

“No creo que se deba confiar al 100% en los estadounidenses”, dijo Hope Muhinuka, un activista de la provincia. “Depende de nosotros capitalizar todo lo que tenemos ahora como una oportunidad”.

El conflicto se remonta a las secuelas del genocidio de 1994 en Ruanda, donde las milicias hutus mataron a entre 500.000 y 1 millón de tutsis étnicos, así como hutus moderados y twas. Cuando las fuerzas lideradas por tutsis contraatacaron, casi 2 millones de hutus cruzaron al Congo, temiendo represalias.

Las autoridades ruandesas han acusado a los hutus que huyeron de participar en el genocidio y han alegado que elementos del ejército congoleño los protegieron. Han argumentado que las milicias formadas por una pequeña fracción de los hutus son una amenaza para la población tutsi de Ruanda.

Desde entonces, el conflicto en el este del Congo ha causado al muerte de 6 millones de personas por ataques, hambrunas y brotes de enfermedades no controladas derivadas de los combates.

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Asadu informó desde Dakar, Senegal. Los periodistas de The Associated Press Edith M. Lederer en las Naciones Unidas, Justin Kabumba en Goma, República Democrática del Congo, e Ignatius Ssuuna en Kigali, Ruanda, contribuyeron a este despacho.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.