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Tributos a Iemanjá, la reina del mar, llenan de luces las playas de Montevideo

MONTEVIDEO (AP) — De pie a la orilla de playa Ramírez, apoyándose en dos bastones que se entierran en la arena húmeda María Teresa Hernández es una de cientos de personas que acudieron el domingo a las playas de Montevideo para rendir tributo a Iemanjá, la reina del mar para las religiones africanas.

Allí, la mujer de 80 años, ha convertido en una propia tradición anual el ver como cada uno de los asistentes ingresa al agua para hacerle una promesa a Iemanjá.

“Yo siempre vengo a pedir por mis hijos, por mis nietos, le prendo una velita —que ahora me prende mi hija porque yo no puedo— y le traigo alguna perlita (joya de fantasía) o algo que me manda mi hijo que vive en Canadá. Es también una forma de mantener una ceremonia con él”, declaró Hernández.

Iemanjá es la madre de los orixás —como se le conoce a las divinidades creadas por el dios supremo, Olodumare— y que representan manifestaciones de la naturaleza. El culto a Iemanjá nació en Nigeria y llegó a Latinoamérica junto con los esclavos, quienes mantuvieron la esencia hasta la ceremonia actual, la cual —producto del sincretismo— venera a una mujer blanca que representa la fertilidad y protege al hogar y la familia.

“Hace tres días estoy haciendo la barca para la ofrenda, y ayer en la noche prendimos velas en el santuario que le hice en casa, vivo en el Cerro, y podría ir a esa playa, pero este año es especial y vine rodeada de mis médicos”, señaló Verónica Páez, quien en 2024 superó un cáncer de cuello uterino.

La ceremonia se realiza en medio del sonido de tambores mientras cientos de personas, vestidas de blanco y celeste, bailan, cantan e ingresan al mar para dejar ofrendas, como flores y frutas, antes de salir caminando hacia atrás para no dar la espalda a la deidad.

En la playa se colocan templetes temporales, adornados con telas blancas, en las que se realizan limpias con ramas e inciensos.

La intendencia de Montevideo, junto con diversos templos umbandistas, kimbandistas y candomblé, acordaron desde 2012 una serie de medidas para proteger el medio ambiente y la calidad de las playas, como evitar las barcazas de poliestireno y la recolección de residuos.