Latinoamericanos reclaman mejores condiciones laborales en el Día del Trabajador
Latinoamericanos reclaman mejores condiciones laborales en el Día del Trabajador
QUITO (AP) — Miles de latinoamericanos salieron el jueves a las calles para recordar el Día Internacional del Trabajador con demandas de mejores condiciones laborales y salarios dignos en una región donde casi la mitad de la población activa posee empleos informales.
En Ecuador hubo manifestaciones pacíficas en Quito, Guayaquil, Cuenca y otras ciudades. Edwin Bedoya, presidente del Frente Unitario de Trabajadores, el mayor gremio del país, dijo al inicio de la principal movilización que “estamos para defender los derechos de los trabajadores en una época convulsionada a nivel mundial y nacional”.
En el país andino sólo el 33,7% de la población cuenta con un empleo estable, mientras que el 3,3% se encuentra desempleado. El resto de la población en edad laboral ejerce actividades informales como vendedores callejeros, son emprendedores o tienen trabajo a tiempo parcial, de acuerdo con estadísticas del gobierno.
En tanto, sindicalistas, jubilados y educadores del sector público de Venezuela exigieron al gobierno de Nicolás Maduro mejoras en sus condiciones laborales y pensiones que les permitan cubrir sus necesidades básicas.
La víspera Maduro frustró las esperanzas de millones de trabajadores que esperaban que anunciase la decisión de incrementar el salario mínimo, que por tercer año consecutivo se mantiene inamovible y equivale a 1,48 dólares mensuales. A ello se suma un bono compensatorio que no tiene incidencia en las pensiones y otros beneficios contractuales, de 120 dólares mensuales.
Según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la informalidad laboral afecta a aproximadamente la mitad de los trabajadores en Latinoamérica, lo que “constituye una limitación para el crecimiento económico, la protección social y la productividad”.
En Cuba, que atraviesa una fuerte crisis económica y donde el empleo es predominantemente estatal, hubo un multitudinario desfile por la Plaza de la Revolución, frente a las esculturas de los comandantes revolucionarios Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos y del prócer independentista José Martí.
Manifestantes con carteles que identificaban centros de trabajo, banderas cubanas y en las que se veía el rostro del fallecido exmandatario Fidel Castro pasaron por delante de una tarima en la cual estaba el presidente Miguel Díaz-Canel.
También estuvo presente el líder y exgobernante Raúl Castro, de 93 años, vestido con su tradicional uniforme verde olivo.
En Chile las marchas coincidieron con el acuerdo alcanzado horas antes con el gobierno del izquierdista Gabriel Boric para aumentar el salario mínimo desde unos 540 dólares a 570 dólares a partir de enero de 2026 y que aún debe ser respaldado por el Congreso.
“Chile será más justo si lo construimos con nuestras propias manos”, expresó en un discurso el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), David Acuña.
Pese a que la manifestación oficial convocada por la CUT se desarrollaba de forma pacífica, violentos disturbios en actos paralelos obligaron el cierre de varias estaciones de metro en el centro de la capital. Varios individuos encapuchados saquearon tiendas, dañaron edificios y prendieron fuego a un automóvil particular, lo que llevó a un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad.
A los miembros de organizaciones sociales y trabajadores salvadoreños se sumaron defensores de los derechos humanos, que exigieron al Estado liberar a sindicalistas detenidos durante la vigencia del régimen de excepción que suspende algunas garantías constitucionales.
“Queremos que todos los trabajadores que han sido víctimas del régimen de excepción, incluidos sindicalistas, sean liberados”, dijo Ingrid Escobar de la organización no gubernamental Socorro Jurídico Humanitario. La Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho ha denunciado que más de 20 sindicalistas han sido detenidos en el marco del régimen que ya lleva tres años vigente.
Por su parte, el presidente de Bolivia, Luis Arce, decretó el jueves un aumento en los salarios de entre 5% y 10% que fue rechazado por empresarios, que consideraron que no ayuda a salir de la crisis económica por la que atraviesa el país y lo tomaron como una medida electoral de cara a los comicios presidenciales de agosto.
Desde la ciudad sureña de Tarija, Arce marchó junto con la Central Obrera Boliviana, el gremio obrero más importante del país. En varias otras ciudades se replicaron las marchas en las que se exigía estabilidad laboral.
En Colombia la tradicional manifestación del Día Internacional del Trabajador se unió a la presentación ante el Congreso de la consulta popular, un mecanismo de participación ciudadana que impulsa el gobierno del izquierdista Gustavo Petro en busca de un aval popular para reformar el sistema laboral.
A las banderas de los sindicatos, se sumaron los carteles en favor de la consulta en la Plaza de Bolívar de Bogotá, donde se ubican el Congreso y las altas cortes.
Las centrales sindicales indicaron que en Colombia hay al menos 40 concentraciones de trabajadores.
En Perú, más de 1.000 obreros de varios sindicatos marcharon por las calles de Lima solicitando respeto por las ocho horas de trabajo, en un país donde el 71% de trabajadores laboran en la informalidad y sin derechos laborales, según cifras del Ministerio de Trabajo.
“Muchos empresarios están implementando jornadas de 12 y hasta 14 horas diarias y así provocan un retroceso en las condiciones laborales”, dijo a la prensa Gerónimo López, el secretario de la Confederación General de Trabajadores del Perú, el mayor sindicato local.
Algunos manifestantes gritaban la frase “unidad para vencer”, mientras un cartel defendía poder “trabajar sin miedo”. Estaban rodeados por policías antimotines que no los dejaron acercarse al Parlamento.
“La presidenta dice que Perú está en crecimiento económico, ¿de qué habla? Si viniera a partir de las seis de la tarde a mirar las calles de Lima, vería a los ambulantes en calles llenas vendiendo cosas usadas para poder comer y alimentar a sus hijos”, dijo a la prensa Martha Flores, una de las mujeres que marchaba.