El desinterés de los mexicanos y la complejidad del voto amenazan con empañar elecciones judiciales

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Mientras una contagiosa canción de reggaetón inundaba los alrededores de una plaza de la popular barriada de Doctores, en el centro de la capital mexicana, Ricardo Lemus seguía concentrado tratando de sujetar con una herramienta la tapa del tanque de gasolina del auto que arreglaba en un desesperado intento por aprovechar lo poco que quedaba de luz antes de que cayera la noche.

Aunque el latonero, de 52 años, sabía que la música provenía el miércoles de un acto de cierre de campaña de las elecciones judiciales, poco le importaba lo que pasaba al lado de su taller y confesó que no tenía planeado votar porque “nada va a cambiar; vamos igual o peor”.

Lemus atribuyó su pesimismo a los años que pasó como policía en los que aseguró que vio muchas injusticias que lo llevaron a apartarse de esa actividad y a dedicarse a pintar y reparar autos.

“¿Por qué están preocupándose por cosas que no deberían de preocuparse?”, se preguntó el trabajador al quejarse de que el gobierno, en vez de ocuparse de los jueces, debería atender la inseguridad, que es la mayor preocupación de los mexicanos.

El desinterés de Lemus es muestra del escaso ánimo que hay entre algunos mexicanos pese a las acciones que han desplegado en las últimas semanas la administración de Claudia Sheinbaum y el Instituto Nacional Electoral (INE) para promover la participación en las primeras elecciones judiciales de la historia de México.

Para el domingo están convocados a las urnas 100 millones de electores, pero de acuerdo con las proyecciones del INE y especialistas la participación podría rondar entre 13% y 20%, muy por debajo de lo que se vio hace un año en las elecciones generales, que fue de 61%.

Desde el inicio de su sexenio en octubre pasado, Sheinbaum orientó sus esfuerzos en avanzar en la controversial reforma judicial que impulsó su antecesor y padre político, Andrés Manuel López Obrador (2018-2024). La medida aspiraba a reestructurar el poder judicial, al que acusó por años de estar invadido de corrupción y nepotismo.

La reforma generó preocupación entre especialistas, organizaciones internacionales y los gobiernos de Estados Unidos y Canadá que manifestaron inquietud de que los cambios pudieran traer la pérdida de independencia de la judicatura.

Para Santiago García Galeano, un estudiante universitario de 22 años, el desinterés del electorado tiene que ver con las dificultades de acceso a la información sobre la votación, así como el escaso tiempo para conocer a miles de aspirantes y sus propuestas. “Mucha gente ni siquiera sabe realmente quiénes son”, agregó.

García Galeano admitió que lo “complicado” de la elección también incidirá. Los mexicanos deberán votar en al menos seis boletas, con diferentes colores, para elegir 881 jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte.

Las denuncias que han surgido contra algunos candidatos sobre presuntos vínculos con narcotraficantes y otras actividades delictivas también pesan, afirmó Raúl Sánchez, un profesor de mercadotecnia de 68 años. “Se va a colar mucha gente que no tiene ni estudios, que son ineptos, que son ignorantes o no han pasado los filtros de seguridad que se requiere”, opinó.

Para participar en la elección se exigió a los aspirantes a jueces tener un título de licenciado en Derecho, con un promedio de calificaciones de 8 puntos, al menos cinco años de ejercicio profesional y la entrega de ensayos y cinco cartas de referencia de vecinos y colegas que respalden su idoneidad.

Pese a las preocupaciones que algunos han expresado de que la elección podría sepultar la independencia del poder judicial y convertirlo en un apéndice del partido gobernante, Socorro Rivera, una ama de casa de 70 años, consideró la votación como una oportunidad “brutalmente histórica” para reivindicar algunas injusticias.

Como ejemplo, mencionó la lucha que ella ha mantenido desde 1999 para saber qué causó la muerte de su hijo, el waterpolista Igor Ortega Rivera de 19 años, que falleció mientras entrenaba en la alberca del Centro Deportivo Olímpico Mexicano.

Mientras observaba desde una esquina del centro de la Ciudad de México el acto de cierre de campaña de la ministra prooficialista Lenia Batres —quien está compitiendo por mantenerse en el máximo tribunal— Rivera afirmó que tiene la esperanza de que estas elecciones “permitan que haya justicia” y que “las cosas se transformen” en México.