¿Qué puede haber en una cárcel mexicana? Un túnel, un Starlink, una subametralladora y mucho más

CIUDAD DE MEXICO (AP) — Lo encontrado esta semana en una cárcel mexicana fue digno de una serie de narcos: un túnel de 15 metros de longitud y cinco de profundidad, un aparato de internet satelital Starlink, una subametralladora, módems, radios, celulares, computadoras, explosivos, así como distintos tipos de armas, cargadores y drogas.

Las fuerzas de seguridad estatales y federales revisaban el jueves por segundo día el mayor penal de Sinaloa, en el noroeste de México. Y no lo hacían de forma rutinaria —eso ya lo habían hecho antes— sino porque la víspera se desencadenó un enfrentamiento a tiros en su interior “muy probablemente”, según dijo el gobernador Rubén Rocha, porque grupos antagónicos se disputaban el control de la cárcel.

Al hablar con la prensa el jueves sobre el tema, Rocha subrayó que no hubo que lamentar ni muertos ni heridos y señaló que ya se habían decomisado “prácticamente todas las armas con las que pudiera generarse un conflicto adicional”.

No obstante, apuntó que no quería ser categórico porque seguían las inspecciones “celda por celda” y a veces los presos hacen “excavaciones” para esconder su arsenal.

“Hemos estado haciendo revisiones ¡y de todas maneras están las armas ahí!”, dijo. “Normalmente hay complicidades para eso”, agregó al ser preguntado cómo había podido llegar todo el material armamentístico y de comunicaciones a la prisión.

La violencia en este estado del pacífico, cuna del Cártel de Sinaloa, se recrudeció hace ocho meses cuando dos facciones rivales de este grupo criminal — considerado como organización terrorista desde febrero por Estados Unidos— empezaron a disputarse el territorio tras la detención en Texas de uno de sus líderes históricos, Ismael “El Mayo” Zambada, y de uno de “Los Chapitos”, los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Ambos llegaron al país vecino en un vuelo privado todavía con muchos detalles por esclarecer.

Desde entonces, los seguidores de uno y otro bando iniciaron una lucha por el poder en el seno del cártel y, según el gobernador, “las contradicciones que hay fuera se manifiestan allá dentro”, en el penal, máxime porque desde desde septiembre entre los más de 2.200 reclusos, hay “muchos detenidos de ambos grupos”.

Encontrar armas, drogas o celulares —con los que muchas veces se hacen llamadas de extorsión— es algo relativamente normal tanto en cárceles mexicanas como de otros países de la región.

Y el Cártel de Sinaloa es famoso por sus túneles, los transfronterizos para cruzar droga hasta Estados Unidos o como el utilizado por “El Chapo”, ahora cumpliendo cadena perpetua en Estados Unidos, para escapar en 2015 de una cárcel de máxima.

Pero aunque en México se ha visto casi de todo —cárceles donde los presos salían a asesinar y luego volvían a prisión o un penal reconvertido en centro de operaciones de Zetas, donde incluso disolvían cuerpos en ácido— no es habitual hallar el más moderno equipo de internet satelital, módems o cargadores de P90, una sofisticada arma compacta con capacidades balísticas similares a las de un fusil de asalto.

Todo esto constaba en el listado de material decomisado proporcionado por la Secretaría de Seguridad Pública estatal, que entró en el penal junto con efectivos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional.

“Todo lo vamos a revisar”, insistió el gobernador. Destacó, a su vez, que se reforzará la seguridad en todos los reclusorios y se analizaría también si procedía el traslado de algunos presos a penales federales de mayor seguridad.