Desde 1948 hasta hoy: una mujer palestina en Gaza relata una vida de desplazamiento

JAN YUNIS, Franja de Gaza (AP) — Ghalia Abu Moteir tenía 4 años cuando ella y su familia llegaron a vivir a una tienda de campaña en Jan Yunis después de huir de su hogar en lo que ahora es Israel, escapando de las fuerzas israelíes que avanzaban. Setenta y siete años después, ahora está de vuelta en una tienda de campaña bajo el bombardeo de Israel en Gaza.

El jueves, los palestinos de todo el Oriente Medio conmemoraron el aniversario de la “Nakba” —"Catástrofe” en árabe— cuando unos 700.000 palestinos fueron expulsados por las fuerzas israelíes o huyeron de sus hogares en lo que ahora es Israel antes y durante la guerra de 1948 que dio paso a la creación del Estado israelí.

La vida de Abu Moteir traza el arco del exilio y desplazamiento de los palestinos desde esa guerra hasta la actual. La campaña de 19 meses de Israel ha arrasado gran parte de Gaza, matado a más de 53.000 palestinos, desplazado a casi toda la población de 2,3 millones y amenaza con empujarlos hacia la hambruna.

“Hoy estamos en una Nakba más grande que la Nakba que vimos antes”, dijo Abu Moteir, hoy de 81 años, hablando fuera de la tienda de campaña donde vive con sus hijos e hijas sobrevivientes y 45 nietos.

“Toda nuestra vida es terror, terror. Día y noche, hay misiles y aviones de guerra sobre nosotros. No estamos viviendo. Si estuviéramos muertos, sería más misericordioso”, expresó.

Los palestinos temen que el objetivo final de Israel sea expulsarlos completamente de la Franja de Gaza. Israel dice que su campaña tiene como objetivo destruir a Hamás después de su ataque del 7 de octubre de 2023, cuando milicianos mataron a unas 1.200 personas en el sur de Israel y secuestraron a alrededor de 250 más.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha dicho que después de que Israel derrote a Hamás, continuará controlando Gaza y alentará a los palestinos a irse “voluntariamente”.

De ciudad de tiendas a ciudad de tiendas

La Franja de Gaza nació a partir de la Nakba. Unos 200.000 de los refugiados de 1948 fueron llevados a la pequeña área costera, y más del 70% de la población actual de Gaza son sus descendientes. Las fronteras gazatíes se establecieron en un armisticio entre Israel y Egipto, que junto con otros países árabes habían atacado después de que Israel declaró su independencia.

Abu Moteir no recuerda mucho de su natal Wad Hunayn, una pequeña aldea densa en huertos de cítricos justo al sureste de Tel Aviv. Sus padres huyeron con ella y sus tres hermanos mientras las fuerzas nacientes de Israel entraban en el área, luchando contra milicias palestinas locales y expulsando a algunas comunidades.

“Nos fuimos solo con la ropa que llevábamos puesta, sin identificación, sin nada”, relata Abu Moteir. Recuerda caminar a lo largo de la costa mediterránea en medio de disparos. Su padre, dijo, puso a los niños detrás de él, tratando de protegerlos.

Caminaron 75 kilómetros (45 millas) hasta Jan Yunis, donde se establecieron en una ciudad de tiendas que surgió para albergar a miles de refugiados. Allí, la UNRWA, una agencia de la ONU recién creada para cuidar de los palestinos —temporalmente, se pensaba en ese momento— proporcionó alimentos y suministros, mientras la Franja de Gaza quedaba bajo el dominio egipcio.

Después de dos años en una tienda, su familia se mudó más al sur a Rafah y construyó un hogar. El padre de Abu Moteir murió de enfermedad a principios de la década de 1950. Cuando las fuerzas israelíes irrumpieron en Gaza para invadir el Sinaí de Egipto en 1956, la familia huyó nuevamente, al centro de Gaza, antes de regresar a Rafah. En los años posteriores a la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando Israel ocupó Gaza y Cisjordania, la madre y los hermanos de Abu Moteir se fueron a Jordania.

Abu Moteir, para ese entonces casada y con hijos, se quedó.

“Presencié todas las guerras”, dijo. “Pero ninguna es como esta guerra”.

Hace un año, su familia huyó de Rafah, cuando las tropas israelíes invadieron la ciudad. Ahora viven en la extensa ciudad de tiendas de Muwasi, en la costa a las afueras de Jan Yunis. Un ataque aéreo mató a uno de sus hijos, dejando atrás a tres hijas, un hijo y su esposa embarazada, quien desde entonces ha dado a luz. Tres de los nietos de Abu Moteir también han sido asesinados.

A lo largo de la guerra, UNRWA ha liderado un esfuerzo masivo de ayuda por parte de grupos humanitarios para mantener a los palestinos con vida. Pero durante las últimas diez semanas, Israel ha prohibido la entrada de alimentos, combustible, medicinas y otros suministros a Gaza, diciendo que su objetivo es forzar a Hamás a liberar a 58 rehenes restantes, menos de la mitad de los cuales se cree que están vivos. Israel también dice que Hamás ha estado desviando ayuda en grandes cantidades, una afirmación que la ONU niega. Israel ha prohibido a la UNRWA, diciendo que ha sido infiltrada por Hamás, lo cual la agencia niega.

El hambre y la desnutrición en el territorio se han disparado a medida que se agotan las reservas de alimentos.

“Aquí en Muwasi, no hay comida ni agua”, dijo Abu Moteir. “Los aviones nos atacan. Nuestros hijos son arrojados (muertos) frente a nosotros”.

La devastación pone a prueba la voluntad de los palestinos de quedarse

Generaciones en Gaza desde 1948 han sido criadas con la idea del “sumoud” o “resiliencia” en árabe, la necesidad de mantenerse firmes por su tierra y su derecho a regresar a sus antiguos hogares dentro de Israel. Israel se ha negado a permitir el regreso de los refugiados, diciendo que un retorno masivo dejaría al país sin una mayoría judía.

Mientras que la mayoría de los palestinos dicen que no quieren dejar Gaza, la destrucción causada por las fuerzas israelíes está sacudiendo esa resiliencia entre algunos.

“Entiendo que... No hay elección aquí. Para seguir con vida, hay que irse de Gaza”, comentó Amjad Shawa, director de la Red de Organizaciones No Gubernamentales Palestinas en Gaza, quien también dijo que nunca se iría.

Desestimó las afirmaciones de Netanyahu de que cualquier migración sería voluntaria. “Israel hizo que Gaza no fuera apta para vivir durante décadas por delante”, señaló.

Noor Abu Mariam, una joven de 21 años en Ciudad de Gaza, creció conociendo la historia de sus abuelos, quienes fueron expulsados de la actual ciudad israelí de Ashkelon en 1948.

Su familia se vio obligada a huir de su hogar en Ciudad de Gaza al principio de la actual guerra. Regresaron durante un alto el fuego de dos meses a principios de este año. Su área ahora está bajo órdenes de evacuación israelíes, y temen verse obligados a mudarse nuevamente.

Su familia está pensando en irse si se abre la frontera, señaló Abu Mariam.

“Podría ser resiliente si hubiera necesidades de vida disponibles como comida y agua limpia y casas”, dijo. “El hambre es lo que nos obligará a migrar”.

Kheloud al-Laham, una joven de 23 años refugiada en Deir al-Balah, dice que está “decidida” a quedarse.

“Es la tierra de nuestros padres y nuestros abuelos por miles de años”, dijo. “Fue invadida y ocupada a lo largo de los siglos, ¿así que es razonable dejarla tan fácilmente?”.

"¿A qué regresamos?”

Abu Moteir recuerda las pocas veces que pudo salir de Gaza durante las décadas de ocupación israelí.

Una vez, fue en una visita grupal a Jerusalén. Mientras su autobús cruzaba Israel, el conductor mencionaba los nombres de los pueblos palestinos borrados por los que pasaban: Isdud, cerca de lo que ahora es la ciudad israelí de Ashdod; Majdal, ahora Ashkelon.

Pasaron no muy lejos de donde una vez estuvo Wadi Hunayn. “Pero no nos bajamos del autobús”, dijo.

Ella conoce a palestinos que trabajaron en la ciudad israelí de Ness Ziona, que se encuentra en lo que era Wadi Hunayn. Le dijeron que no queda nada del pueblo palestino más que una o dos casas y una mezquita, que desde entonces se ha convertido en una sinagoga.

Solía soñar con regresar a Wadi Hunayn. Ahora solo quiere volver a Rafah.

Pero la mayor parte de Rafah ha sido arrasada, incluida la casa de su familia.

"¿A qué regresamos? ¿A los escombros?”.

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Khaled y Keath informaron desde El Cairo.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.