Panamá mantiene en hotel sin salir a 299 deportados por EEUU mientras gestiona retorno a sus países
El ministro de Seguridad Pública de Panamá, Frank Alexis Abrego, habla con periodistas después de ver a personas abordar un vuelo de repatriación con destino a Colombia en el Aeropuerto de Albrook en la Ciudad de Panamá, el 3 de febrero de 2025. (Foto AP/Mark Schiefelbein, Archivo)
CIUDAD DE PANAMÁ (AP) — Panamá mantiene a 299 deportados por el gobierno de Donald Trump en los últimos días metidos en un hotel capitalino sin poder salir, mientras se gestiona el retorno de los extranjeros a sus respectivos países. Y más del 40% de ellos, según datos de las autoridades, se niega a regresar voluntariamente a su patria.
Panamá, que ha tenido que lidiar en los últimos años con una masiva migración irregular por la peligrosa jungla del Darién con rumbo a Estados Unidos, ahora enfrenta esta situación con los deportados encerrados en un hotel, algunos de los cuales implorando ayuda y expresando temor por su retorno.
El ministro de Seguridad, Frank Abrego, dijo en rueda de prensa que los deportados —de diez nacionalidades y mayormente de Asia— están recibiendo atención médica y alimentación, como parte de un acuerdo migratorio entre Panamá y Estados Unidos que data de la pasada administración de Joe Biden y que se extendió con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Abrego rechazó que los extranjeros estén en condición de detención y dijo que más bien están bajo protección del país. Sin embargo, los migrantes deportados no pueden salir de sus cuartos de hotel, que está situado cerca de un centro comercial y que está custodiado por la policía.
Algunos se asomaron el martes por las persianas desde habitaciones de pisos altos y mostraron pancartas con mensajes en inglés, como “We are not save in our country (No estamos a salvo en nuestro país)” y “Please help us (Por favor, ayúdanos)”.
El gobierno panameño aceptó ahora servir como país de “puente” o tránsito para los deportados, mientras Estados Unidos corre con todos los costos de la operación.
El presidente panameño, José Raúl Mulino, quien está bajo tensión por las amenazas de Trump de retomar el control del Canal de Panamá, anunció el jueves la llegada de tres vuelos de deportados, lo que comenzaba a generar cuestionamientos y preocupaciones en el país centroamericano debido a la situación de encierro y legal de los deportados.
El ministro indicó que 171 de los deportados han aceptado regresar voluntariamente a sus respectivos países tras las gestiones realizadas por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para que estas personas vuelvan de forma “segura”. Estos organismos están conversando con el resto —128— en un esfuerzo por buscarles destino en terceros países que “los quieran recibir”. Agregó que una ciudadana irlandesa deportada ya regresó a su país.
La vecina Costa Rica también anunció el lunes que colaborará con el gobierno de Trump en la repatriación de 200 inmigrantes ilegales originarios de naciones del centro de Asia y de la India. Dijo que un primer grupo llegará en vuelo comercial el miércoles al aeropuerto internacional de la capital y será trasladado a un centro de atención para migrantes ubicado en la frontera con Panamá. Otros gobiernos del continente han estado recibiendo ciudadanos de sus países deportados por la administración Trump.
El grupo de migrantes que no regrese voluntariamente será trasladado a un campamento en la selvática provincia del Darién hasta que se defina su destino, según Abrego. Este lugar ha servido para recibir temporalmente a los migrantes irregulares que cruzaban la peligrosa jungla, limítrofe con Colombia, con rumbo a Estados Unidos.
Más tarde, la Defensoría del Pueblo emitió un comunicado en que recomendó a las autoridades migratorias de Panamá otorgar algún tipo de estatus a los deportados en el hotel, ya sea de “no admisión a territorio panameño” o “estadía de corta duración”, mientras se gestiona su repatriación o reasentamiento.
Abrego aclaró antes que Panamá, en ningún momento, le ha ofrecido asilo a estos extranjeros, aunque señaló que ellos están en su derecho de solicitarlo a través de una oficina nacional para atención a los refugiados.
“En este instante, la postura nuestra es la repatriación a sus países de origen tal como se estableció en el acuerdo con Estados Unidos”, subrayó.
La situación con los deportados tiene lugar cuando Panamá y Costa Rica están tratando de gestionar un flujo controlado de migrantes que regresan del norte después de abandonar su objetivo de seguir hacia Estados Unidos tras el endurecimiento de la política migratoria de Trump.
Mientras tanto, el flujo por el Darién había bajado más de 40% el año pasado y un 95% en enero respecto a igual periodo anterior, luego de que más de medio millón de migrantes, en su mayoría venezolanos, cruzaran por esa ruta en 2023.