Victoria Villarruel, la vicepresidenta de Argentina que levanta sospecha por sus desmarques de Milei

BUENOS AIRES (AP) — Si Javier Milei aplica la motosierra al gasto del Estado, su vicepresidenta convalida un aumento de salarios a funcionarios. Si el presidente argentino confronta a la oposición por obstaculizar sus medidas de ajuste, Victoria Villarruel mantiene un trato cordial con esos sectores.

Aquella sociedad presidente-vicepresidenta, que se mostraba inseparable en campaña y fraguó un inesperado cambio político en Argentina, lleva ahora una tensa convivencia en la cúspide del poder. Se saludan de beso en la mejilla en actos oficiales, pero no se hablan más, como ocurrió días atrás en una condecoración de policías.

Esta dinámica ha levantado suspicacias sobre las reales intenciones de la enigmática vicepresidenta, de 49 años, en un oficialismo que no controla el Congreso y teme por un juicio político al economista ultraliberal.

Milei no oculta su fastidio y ha llegado a exponer públicamente la ruptura.

“Ella no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones”, declaró en una reciente entrevista. “Porque, además, ella en su visión muchas de las cosas de lo que nosotros hacemos, está mucho más cerca del círculo rojo y de lo que ella llama la alta política, que es lo que nosotros llamamos la casta”, apuntó en referencia al sistema político tradicional.

El diálogo entre ellos, admitió Milei, se limita a “lo que se necesita institucionalmente para cumplir con nuestros roles”.

Más centrada, sin experiencia partidaria previa, hábil para el debate mediático y experta en temas de seguridad, Villarruel funcionaba como el complemento ideal para el extrovertido dirigente libertario durante la campaña a la Presidencia.

Pero había otro aspecto de la historia personal de Villarruel que le daba réditos al economista en su disputa electoral contra el progresismo.

Hija de un teniente coronel que combatió a grupos insurgentes en los 70 y sobrina de un oficial de inteligencia acusado por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura (1976-1983), Villarruel se adhiere a una corriente de pensamiento que cuestiona el “Nunca más”, el paradigma dominante en política de derechos humanos tras el retorno de la democracia, que se enfoca en reconocer a las víctimas —los desaparecidos— de la represión militar.

La vicepresidenta milita a favor de una “memoria completa” que busca poner en un plano de igualdad a las víctimas de los ataques perpetuados por la guerrilla izquierdista con los crímenes de lesa humanidad cometidos por las Fuerzas Armadas en la convulsionada década de 1970 en Argentina.

AP solicitó varios pedidos de entrevista a Villarruel para este perfil, pero fueron rechazados por su equipo de prensa.

¿ENEMIGOS EN EL PODER?

Durante la campaña a la presidencia, Milei había prometido que Villarruel tendría el control de la seguridad y la defensa de su gobierno por considerarla una experta en la temática. Se especializó en la lucha contra el terrorismo en el Centro de Estudios de Defensa Hemisférica William J. Perry en Washington.

Tras asumir en diciembre, el mandatario designó en esas áreas a dirigentes de partidos políticos aliados y Villarruel quedó relegada a su función constitucional de presidenta del Senado, sin mayores explicaciones. Lo más cerca del Poder Ejecutivo que ha estado fue como reemplazo de Milei en sus viajes al exterior, tal como indica la Carta Magna.

La vicepresidenta —que siempre luce distintos modelos de escarapelas albicelestes— buscó desde entonces diferenciarse del mandatario.

“Si diseccionas los personajes con las ideologías, Milei y Villarruel no pegan ni con cola”, dijo a AP el periodista Juan Luis González, quien se ha especializado en la investigación del fenómeno de las nuevas derechas en Argentina y escribió el libro “El Loco”, en el que revela el recorrido de Milei y su entorno antes de asumir el poder en diciembre.

“Milei es un libertario”, añadió. “Su punto cero ideológico es que el Estado es una imposición violenta, no tiene que existir. Villarruel es una nacionalista conservadora, católica y cree en la fortaleza del Estado”, acotó.

González y la mayoría de sus colegas que cubren a diario los entretelones del gobierno también apuntan a la mala relación de Villarruel con la hermana del presidente y secretaria general de la presidencia, Karina Milei, quien al parecer desconfía de las ambiciones políticas de la vicepresidenta.

En una encuesta realizada a fines de octubre por la consultora D’Alessio IROL / Berensztein, Villarruel tiene una imagen positiva del 43% frente al 41% del presidente, entre 1.118 encuestados.

“Villarruel me representa, la noto muy preparada”, expresó Joanna Salcedo, una peluquera de 34 años. “Sabe de lo que habla. Me gusta su estilo, es cálida, la noto cercana a la gente. La votaría si se presenta a presidenta”.

En la primera y única entrevista que dio en televisión tras ser elegida, Villarruel calificó a Milei de “pobre jamoncito” porque está en el medio entre ella y Karina. “Tiene mucho carácter y yo también. Es brava”, definió a su contrincante interna.

Villarruel avaló un aumento de salarios en el Senado pese a la política de “motosierra” que lleva adelante Milei sobre los gastos del Estado. “Si a la motosierra le das y le das, después te comés un montón de juicios laborales”, justificó.

También viajó al Vaticano a principios de octubre para una audiencia con el papa Francisco, a los pocos días de que el líder religioso lanzara filosas críticas contra el gobierno de Milei.

A su vez, generó un contrapunto diplomático con Francia cuando lo tildó de “país colonialista” al salir en defensa de los jugadores de la selección de Argentina, en un escándalo por cánticos racistas durante la Copa América. El gobierno de Milei tuvo que pedir disculpas formales.

Otro incidente en política exterior se dio con motivo de un reciente acuerdo con Gran Bretaña para retomar los vuelos mensuales entre Brasil y las islas Malvinas con una escala en la provincia argentina de Córdoba, pero sin reabrir la discusión sobre la soberanía del archipiélago, que los británicos tienen cancelada desde su victoria en la guerra de 1982.

“Todos saben lo que representa Malvinas para mí y que ese es mi límite ”, expresó la Villarruel, hija de un excombatiente en sus redes sociales. “La propuesta de acuerdo anunciada con el Reino Unido es contraria a los intereses de nuestra Nación”.

“Ella es una líder con pretensiones presidenciales. Eso la induce a diferenciarse parcialmente del presidente, un líder a quien naturalmente por sus características le gusta tomar riesgos, ir mas allá”, apuntó el analista político Sergio Berensztein.

LA FAMILIA MILITAR

Al igual que Milei, Villarruel no es una emergente de la política tradicional.

Mientras el mandatario cobró notoriedad como columnista económico en programas de televisión, su segunda inició su militancia a principios de este siglo como miembro de agrupaciones de esposas, hijos, camaradas y abogados de militares detenidos de la última dictadura, considerada una de las más sangrientas de Latinoamérica.

Estos grupos buscaban contrarrestar las posturas de los organismos de derechos humanos fundados por familiares de los desaparecidos, como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y también frenar los procesos judiciales. Alegaban que la represión se dio en el marco de una guerra contra la guerrilla y que si hubo abusos, estos debían ser juzgados por tribunales militares.

Villarruel fundó en 2006 la asociación civil Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV) con el objetivo de investigar el accionar de las organizaciones armadas de izquierda, como ERP y Montoneros. Esto la llevó a tener trato frecuente en la cárcel con algunas de las figuras más relevantes de la dictadura, como el expresidente de facto Jorge Rafael Videla, fallecido en 2013, y tres exmarinos condenados por crímenes de lesa humanidad.

Elegida diputada en 2021 y vicepresidenta dos años después, el ascenso político de Villarruel se da en el marco de “un crecimiento de los discursos relativistas y negacionistas ”, advirtió el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), un organismo de derechos humanos fundado en 1979.

“Este tipo de posiciones representan un daño mayúsculo a la construcción social, política e institucional que simboliza el ‘Nunca Más’ para la democracia, un piso común de acuerdo y convivencia al que se comprometieron todos los gobiernos previos, los tres poderes del Estado y el Ministerio Público Fiscal”, añadió.

Si bien, antes de Villarruel, hubo otras voces dentro de la dirigencia política argentina que han puesto en duda la emblemática cifra de 30.000 desaparecidos y cuestionado la transparencia de las indemnizaciones que pagó el Estado a sus familias, ella es la primera que desde un alto cargo impulsa medidas concretas en línea con un revisionismo de los 70.

Durante un acto en el Senado en homenaje a las víctimas de la guerrilla, prometió reabrir las causas judiciales contra sus responsables pese a la jurisprudencia que ha declarado prescritos esos delitos.

“Mientras no haya justicia, verdad y reparación para las víctimas del terrorismo y se termine la impunidad de estos señores, no hay posibilidad de reconciliación”, argumentó.

Días atrás logró que el Senado aprobara un proyecto de reparación económica para los herederos de una docena de soldados muertos durante un ataque de un comando de Montoneros –el brazo armado del peronismo de izquierda— a un regimiento militar de la provincia de Formosa.

Entre la causa por la “memoria completa” y la convivencia con Milei, Villarruel también proyecta su futuro político más allá de 2027. En TikTok —la red social que elige para un contacto directo con sus partidarios— dijo que su anhelo cuando finalice el mandato como vicepresidenta es que “los argentinos me recuerden como parte de su familia”.

“Tiene potencial porque es una figura fuerte, Argentina siempre busca caudillos o caudillas”, apuntó Berenzstein. “Es una mujer fuerte, típicas de la Argentina desde Evita (Perón) en adelante... Se inscribe dentro de esa tradición de mujeres argentinas que no llegaron para acompañar, no son mujeres ‘de’. Quieren poner su impronta”.