El Dalai Lama, dios-rey para los budistas tibetanos, tendrá sucesor. Esa decisión es trascendental
El Dalai Lama, dios-rey para los budistas tibetanos, tendrá sucesor. Esa decisión es trascendental
DHARAMSHALA, India (AP) — El Dalai Lama ha dicho a menudo que él es un simple monje, pero millones de sus seguidores budistas tibetanos lo han venerado durante décadas casi como una deidad.
Lo consideran también el rostro de las aspiraciones del Tíbet por una mayor autonomía, pero durante años han lidiado con la idea de que podría ser la última persona en ocupar el cargo.
Recientemente puso fin a esa especulación, tan sólo unos días antes de que cumpliera 90 años. Habrá un sucesor después de su muerte, anunció, y la oficina del Dalai Lama encabezará la búsqueda y reconocerá a un sucesor de acuerdo con la tradición pasada.
La decisión es trascendental para la mayoría de los tibetanos, que han luchado durante décadas para mantener viva su identidad —en el Tíbet o en el exilio—, y se han sumado al Dalai Lama por esa causa. También podría irritar a China, que insiste en que sólo ella tiene la autoridad para aprobar al próximo líder religioso, un movimiento considerado parte de los empeños de Beijing para fortalecer su control sobre la población mayoritariamente budista del Tíbet.
“Simple monje budista” aclamado como rey-dios
Reconocido mundialmente por sus túnicas rojas y su amplia sonrisa, el Dalai Lama dice ser un “simple monje budista”. Pero también es venerado como una manifestación viviente de Chenrezig, el dios budista de la compasión, y es la 14ª persona en ostentar el título de Dalai Lama en una tradición que se remonta 500 años.
Cuando era un niño aldeano, Tenzin Gyatso fue llevado al trono tibetano para convertirse en el Dalai Lama —un rey-dios para su pueblo— en 1937. Poco después, soldados chinos invadieron su tierra natal en la década de 1950 y aplastaron un alzamiento popular fallido. Él escapó a India con miles de sus seguidores y estableció un gobierno en el exilio.
Desde entonces el Dalai Lama ha pasado más de siete décadas en el exilio, viviendo una vida monástica austera en un aislamiento regio en el pequeño poblado de Dharamshala, en el Himalaya. También ha viajado de capital en capital para intentar poner las aspiraciones de su pequeña comunidad en la agenda mundial, uniendo y movilizando a los tibetanos dentro y fuera de China.
El rostro de la lucha del Tíbet por la autonomía
Los tibetanos en el exilio dicen que durante siglos fueron independientes de hecho, y acusan a Beijing de intentar erradicar la cultura budista y el idioma del Tíbet, y de alentar a los chinos a mudarse allí desde otras partes del país. El gobierno chino insiste en que el Tíbet forma parte de China.
Aunque muchos tibetanos buscan la independencia total, el Dalai Lama ha dicho durante mucho tiempo que sólo busca una autonomía sustancial e identidad para el pueblo tibetano. Ha abogado por un “camino medio” no violento para la autonomía y la libertad religiosa del pueblo tibetano a través de medios pacíficos.
Sin embargo, Beijing lo acusa de intentar arrebatar el control del Tíbet a China e incitar a los tibetanos a rebelarse. En el pasado, los gobernantes chinos lo han llamado “un lobo con túnicas de monje” y “la escoria del budismo”.
En 1989, el comité del Premio Nobel de la Paz lo honró “por su resistencia constante al uso de la violencia en la lucha de su pueblo”. En 2011, renunció a su papel como jefe del autoproclamado gobierno tibetano en el exilio y transfirió los poderes políticos a un gobierno elegido democráticamente.
Disputa enardecida
Ahora que el Dalai Lama se encuentra en el atardecer de su vida, se cierne la pregunta sobre qué sucederá después de él.
El Dalai Lama ha dicho que su sucesor nacerá en un país libre, lo que indica que el próximo líder espiritual podría provenir de entre los exiliados tibetanos y no de China.
Mientras tanto, Beijing está decidido a controlar la sucesión del Dalai Lama e insiste en que la reencarnación debe ser hallada en las áreas tibetanas de China, lo que les da a las autoridades del gobierno comunista un inmenso poder sobre quién es elegido.
Por lo tanto, muchos observadores creen que a la larga habrá dos Dalai Lama rivales: uno designado por Beijing y otro por monjes de alto rango leales al Dalai Lama actual.
China también ha procurado elevar a otras personalidades espirituales, especialmente al personaje número dos del budismo tibetano, el Panchen Lama. Un niño al que el Dalai Lama reconoció como el nuevo Panchen desapareció poco después, y Beijing produjo a su propio sucesor, cuya legitimidad es altamente disputada.
La búsqueda del próximo Dalai Lama
La búsqueda de la reencarnación de un Dalai Lama sólo empieza tras la muerte del titular. Tradicionalmente, el sucesor ha sido identificado por discípulos monásticos de alto rango, basándose en indicios espirituales y visiones. Interpretan señales, consultan oráculos y envían grupos de búsqueda a la región tibetana en busca de un niño que exhiba cualidades que tenía el Dalai Lama anterior.
Puede llevarse varios años después de que se identifique al próximo Dalai Lama como un bebé y se le prepare para asumir el mando.
Ese proceso podría no implementarse en esta ocasión, ya que el Dalai Lama ha dicho que podría dejar instrucciones escritas para encontrar a su reencarnación, o nombrar a su sucesor mientras él aún está vivo.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.