¿Qué son los aranceles y cómo funcionan?
WASHINGTON (AP) — Los aranceles están en las noticias en este momento. Esto es lo que son y lo que hay que saber acerca de ellos:
Los aranceles son un impuesto a las importaciones
Los aranceles suelen cobrarse como un porcentaje del precio que un comprador paga a un vendedor extranjero. En Estados Unidos, los aranceles son recaudados por los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza en 328 puertos de entrada en todo el país.
Las tasas arancelarias en Estados Unidos varían: generalmente son del 2,5% en automóviles de pasajeros, por ejemplo, y del 6% en zapatos de golf. Los aranceles pueden ser más bajos para los países con los que Washington tiene acuerdos comerciales. Por ejemplo, la mayoría de los bienes pueden moverse entre Estados Unidos, México y Canadá sin aranceles debido al acuerdo comercial entre esos tres países que Trump renegoció.
En general, los economistas convencionales se muestran escépticos de los aranceles, considerándolos una forma mayormente ineficiente para que los gobiernos recauden dinero y promuevan la prosperidad.
Hay mucha desinformación sobre quién paga realmente los aranceles
El presidente Donald Trump, partidario de los aranceles, insiste en que los pagan los países extranjeros. De hecho, son los importadores —empresas estadounidenses— los que pagan los aranceles, y el dinero va al Tesoro de Estados Unidos. A su vez, estas compañías suelen trasladar sus costos más altos a sus clientes en forma de precios más altos. Por eso los economistas dicen que en general son los consumidores los que terminan pagando los aranceles.
De todas formas, los aranceles pueden perjudicar a los países extranjeros al hacer que sus productos sean más caros y difíciles de vender en el extranjero. Las empresas extranjeras podrían tener que reducir precios —y sacrificar ganancias— para compensar los aranceles y tratar de mantener su participación de mercado en Estados Unidos. Yang Zhou, un economista de la Universidad Fudan en Shanghái, concluyó en un estudio que los aranceles de Trump a los productos chinos infligieron más de tres veces más daño a la economía china que a la economía estadounidense.
¿Qué ha dicho Trump sobre los aranceles?
Trump ha dicho que los aranceles crearán más empleos en fábricas, reducirán el déficit federal, bajarán los precios de los alimentos y permitirán que el gobierno subsidie el cuidado infantil.
“Los aranceles son lo mejor que se ha inventado”, declaró Trump en un mitin en Flint, Michigan, durante su campaña presidencial.
Ya en la presidencia, Trump impuso aranceles con gran fanfarria, dirigiéndolos a paneles solares importados, acero, aluminio y prácticamente todo lo que viene de China.
“El hombre de los aranceles”, se llamó a sí mismo.
Trump ha prometido incluso más y mayores aranceles en su segundo mandato.
En los últimos años, Washington se ha retirado gradualmente de su papel posterior a la Segunda Guerra Mundial de promover el libre comercio global y los aranceles más bajos. Este cambio ha sido una respuesta a la pérdida de empleos manufactureros en Estados Unidos, ampliamente atribuida al libre comercio sin restricciones y al creciente poder de China.
El principal objetivo de los aranceles es proteger las industrias nacionales
Al elevar el precio de las importaciones, los aranceles pueden proteger a los fabricantes nacionales. También pueden servir para castigar a países extranjeros por implementar prácticas comerciales injustas, como subsidiar a sus exportadores o vender productos a precios injustamente bajos.
Antes de que se estableciera el impuesto sobre la renta federal en 1913, los aranceles eran una importante fuente de ingresos para el gobierno. Desde 1790 hasta 1860, los aranceles representaron el 90% de los ingresos federales, según Douglas Irwin, un economista de Dartmouth College que ha estudiado la historia de la política comercial.
Los aranceles cayeron en desuso a medida que el comercio global creció después de la Segunda Guerra Mundial. El gobierno necesitaba flujos de ingresos mucho mayores para financiar sus operaciones.
En el año fiscal que concluyó el 30 de septiembre, el gobierno recaudó aproximadamente 80 mil millones de dólares en aranceles y cuotas. Esto es una nimiedad en comparación con los 2,5 billones de dólares que provienen de los impuestos sobre la renta de los individuos y los 1,7 billones de dólares de los impuestos del Seguro Social y el Medicare.
Aún así, Trump quiere implementar una política presupuestaria que se asemeje a la que estaba en vigor en el siglo XIX.
Los aranceles también pueden usarse para presionar a otros países en cuestiones que pueden o no estar relacionadas con el comercio. En 2019, por ejemplo, Trump usó la amenaza de aranceles para presionar a México de que tomara medidas enérgicas contra las oleadas de migrantes centroamericanos que cruzaban el territorio mexicano en su camino hacia Estados Unidos.
Trump incluso considera que los aranceles son una forma de prevenir guerras.
“Puedo hacerlo con una llamada telefónica”, manifestó en un mitin en Carolina del Norte en agosto.
Si otro país intenta iniciar una guerra, advirtió que emitiría una amenaza:
“Les vamos a cobrar aranceles del 100%. Y de repente, el presidente o primer ministro o dictador o quien sea que esté dirigiendo el país me dice: ‘Señor, no iremos a la guerra’”, declaró.
En general, los economistas consideran que los aranceles son contraproducentes
Los aranceles incrementan los costos para las empresas y consumidores que dependen de las importaciones. También es probable que provoquen represalias.
La Unión Europea, por ejemplo, respondió a los aranceles de Trump al acero y el aluminio gravando productos estadounidenses, desde whisky bourbon hasta motocicletas Harley-Davidson. Del mismo modo, China respondió a la guerra comercial de Trump imponiendo aranceles a productos de Estados Unidos, incluidos la soya y el cerdo, en una medida calculada para perjudicar a los simpatizantes del mandatario en el campo.
Un estudio realizado por economistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Universidad de Zurich, Harvard y el Banco Mundial concluyó que los aranceles de Trump no lograron restaurar puestos de trabajo en la región central del territorio estadounidense. Los aranceles “ni aumentaron ni disminuyeron el empleo en Estados Unidos”, donde se suponía que debían proteger empleos, encontró el estudio.
A pesar de los impuestos de Trump en 2018 al acero importado, por ejemplo, el número de empleos en las plantas de acero de Estados Unidos apenas se modificó: se mantuvo en aproximadamente 140.000. En comparación, Walmart por sí solo emplea a 1,6 millones de personas en el país.
Peor aún, los impuestos de represalia aplicados por China y otras naciones a los productos estadounidenses tuvieron “impactos negativos en el empleo”, especialmente para los agricultores, encontró el estudio. Estos aranceles de represalia sólo fueron compensados parcialmente por miles de millones en ayuda gubernamental que Trump repartió a los agricultores. Los aranceles de Trump también dañaron a las empresas que dependían de las importaciones específicas.
Si la guerra comercial de Trump fracasó en cuanto a política, sí tuvo éxito a nivel político. El estudio encontró que el apoyo a Trump y a los candidatos legislativos republicanos aumentó en las áreas más expuestas a los aranceles de importación: la región industrial del centro-norte y los estados del sur de gran actividad de manufactura, como Carolina del Norte y Tennessee.
___
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.