Director médico dice que Maradona era muy difícil, lo que desaconsejaba su internación domiciliaria

Un mural con las imágenes de Diego Maradona (izquierda) y Lionel Messi adorna una pared en el barrio de La Boca en Buenos Aires, el domingo 4 de mayo de 2025. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

Un mural con las imágenes de Diego Maradona (izquierda) y Lionel Messi adorna una pared en el barrio de La Boca en Buenos Aires, el domingo 4 de mayo de 2025. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

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BUENOS AIRES (AP) — El director médico de la clínica donde Diego Maradona fue intervenido de un hematoma en la cabeza dos semanas antes de fallecer en 2020 declaró el martes ante un tribunal que durante el postoperatorio el astro futbolístico argentino exigía alcohol y era de difícil trato, lo que desaconsejaba su posterior recuperación en una internación domiciliaria.

Pablo Dimitroff, de la Clínica Olivos, afirmó ante el tribunal que realiza el juicio por la muerte de Maradona que el neurocirujano Leopoldo Luque, uno de los siete profesionales de la salud juzgados por el hecho, le había solicitado “un lugar” para que el exjugador pudiera operarse a principios de noviembre de 2020 de un hematoma subdural en la cabeza.

Luque era entonces el médico de cabecera de Maradona, quien el 25 de noviembre de 2020 falleció de un paro cardíaco a los 60 años mientras se recuperaba de la operación practicada en esa clínica situada en las afueras de Buenos Aires durante su internación domiciliaria en una casa alquilada cercana a la capital.

Según la fiscalía, Luque y los otros profesionales de la salud imputados no le brindaron a Maradona la atención médica adecuada durante dicha internación, lo que habría desembocado en su muerte.Los acusados podrían enfrentar una condena de incluso a 25 años de prisión.

Al referirse a la intervención quirúrgica, Dimitroff dijo que el hematoma no suponía “una emergencia”, aunque había indicadores de que se debía practicar una operación ”en algún momento”. Según acotó, Maradona fue sometido a estudios prequirúrgicos y la operación fue realizada por un neurocirujano de ese centro, transcurriendo sin complicaciones.

La referencia del profesional a los estudios prequirúrgicos llamó la atención de la fiscalía, dado que los mismos no figuran en el historial médico de Maradona. Ello motivó un pedido de allanamiento a la clínica Olivos para obtener todos los registros informáticos y documentación sobre el tratamiento del exfutbolista entre el 3 y 11 de noviembre de 2020.

El tribunal dio curso a la solicitud y dispuso que el procedimiento se realice en las próximas 24 horas con personal idóneo para no alterar el funcionamiento del centro médico.

Al día siguiente de la cirugía, el exjugador “estuvo bastante bien”, pero posteriormente mostró un temperamento “difícil” durante su internación en la terapia intensiva y “no entendía que se tenía que quedar quieto”, contó Dimitroff. El 6 de noviembre tuvo ”un episodio de excitación psicomotriz complejo” que se asemejaba a un síndrome de abstinencia “de alcohol, (que) era lo que demandaba”, indicó el directivo.

“Estábamos con un paciente agresivo , que se arrancó las vías; era un paciente muy complicado para llevar al domicilio”, declaró Dimitroff. El exjugador, según contó, no cumplía con la toma de medicación y “estaba despierto de noche y despierto de día”.

El directivo explicó que habló de esta situación con Luque y Agustina Cosachov —la psiquiatra de Maradona que también está imputada—, y con los familiares del “Diez”. Los dos médicos de cabecera admitieron que esos cuadros de excitación psicomotriz eran los que les complicaban el manejo de Maradona cuando estaba en su casa.

Según el relato del directivo, Luque y Cosachov pidieron la sedación de Maradona, al ver su cuadro de excitación, a lo cual se procedió en la clínica por unas 24 horas

Dimitroff también afirmó que “no estaba claro el plan” de los médicos tratantes sobre “cómo continuar el tratamiento” y que como a Maradona “en (una internación) en el domicilio no le iba a ir bien”, junto a representantes de una empresa de medicina privada preparó un plan para ofrecérselo a ambos y a la familia del exjugador. Consistía en una derivación a un centro donde pudiera ser tratado de su “abuso a sustancias” y recuperara su motricidad.

Dimitroff advirtió que para ello era fundamental que el propio exjugador aceptara su derivación a un centro especializado, lo que, según dijo, a ojos de Luque era “imposible”.

El director médico señaló que finalmente Luque le comunicó la decisión de una internación domiciliaria y que “estaban buscando un domicilio que cumpliera con todos los aspectos que necesitaban para tener un mejor control” de Maradona.

El traslado se concretó el 11 de noviembre, cuando en una ambulancia el exfutbolista fue derivado a una casa alquilada en el barrio privado San Andrés, donde murió el día 25.